Viernes, 8 de febrero de 2013 | Hoy
ECONOMíA › OPINIóN
Por Gabriel Marcelo Fuks *
Mucho se ha dicho, escrito y oído acerca de la ética y el financiamiento de la política, sobre su relación con el llamado Tercer Sector, de las ONG con programas globales, muchos llamados “de liderazgo” y otras ampulosidades semejantes. Es común escuchar, por ejemplo, que el financiamiento y la relación que el Estado nacional, a partir de 2003, establece con cooperativas, agrupamientos voluntarios ligados a la militancia social y otras formas de reconstrucción del tejido social, las redes solidarias y de la economía social posterior al 2001, son definidos como “clientelistas”, sin siquiera intentar razonamientos y la búsqueda de matices intermedios.
En contraposición, existe un dispositivo mediático que tiende a ungir de un “cristianismo primitivo despojado” a redes y organizaciones de la sociedad civil que suelen “despolitizar” su presencia, ligarlas a objetivos sin duplicidad aparente de fácil visualización en su humanitarismo y presentar los valores de la sociedad civil como contrapuestos a los de un Estado, corrupto per se. Y en muchos casos, este pensamiento, al ser expresado sin elipsis, relativiza y minimiza la presencia estatal a límites de extinción.
En estos días hemos descubierto que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, desde 2011, otorga un subsidio al Programa de Mentores Sociales de la organización Voces Vitales Argentinas, la sede argentina de la estadounidense Vital Voices Global Partnership que, además, fue beneficiaria de fondos adicionales del Banco Ciudad. Como lo publicaron varios medios de comunicación, no todos, claro, algunos “inmunizan al Gobierno de la Ciudad”, la legisladora del PRO Laura Alonso es miembro e integrante del Consejo de Administración del capítulo argentino de esa organización mencionada. La página de Voces Vitales Argentinas explica que la misma es “...una organización apartidaria y busca incorporar la mirada de diversas mujeres líderes de los ámbitos político, social y económico de Argentina. Como organización de la sociedad civil financia sus actividades a través de donaciones de individuos y de aportes institucionales del sector privado y público tanto del ámbito local como internacional...”
¿No será un poco mucho que una organización transnacional, entre cuyos principales referentes aparece una de las principales voceras del macrismo, reciba subvenciones y aportes al menos por doble vía (Banco y gobierno) del gobierno al que pertenece? ¿Quizá sería interesante visualizar si puede existir relación entre esta situación y las siempre confusas vías de financiación de la política?
Si nuestro lector llegó hasta acá, ya sabe que el plato fuerte no se encuentra en las preguntas antes citadas. Lo verdaderamente asombroso involucra el público financiamiento (entre otros) de Paul Singer, el jefe del fondo buitre NML, presente en la memoria reciente de los argentinos por la afrenta que intentó pergeñar contra nuestra soberanía a través del desbaratado (de la mano del Derecho Internacional) embargo contra la Fragata Libertad, y que aún mantiene un litigio con la Argentina, representando los remanentes minoritarios de bonos de deuda que, especulativamente, se negaron a entrar en el canje propuesto por el gobierno de Néstor Kirchner.
¿Existe la posibilidad de que alguien que cumple funciones tan importantes y públicas como Alonso desconozca que, atrás de los loables objetivos proclamados, puedan encontrarse los parásitos más grandes del capitalismo internacional? Sí, es posible, pero indicaría una liviandad y ausencia de rigurosidad, que es extraño encontrar en gente en su posición que erige cotidianamente su dedo fiscalizador e ideológico sobre los otros.
Sin embargo, atribuir a la zona del desconocimiento el problema, deja abiertas varias preguntas y puertas. ¿Si en vez del pirata legalizado de Paul Singer, el aporte fuera de fondos del narcotráfico –desconocidos por nuestra ingenua dama– habría una valoración ética distinta? ¿En la captura de los fondos por vía dual del macrismo, tampoco hubo intervención ni conocimiento? ¿No sería, como mínimo, necesaria una autocrítica pública por parte de los que querían empujar al gobierno nacional a pagar una caución al fondo NML para recuperar la fragata, a partir de que uno de sus prominentes miembros participe de lo que, seguramente, es una estrategia de blanqueo, al menos político, de delincuentes internacionales?
¿No sería hora de que el Gobierno de la Ciudad y el Banco Ciudad retiren los subsidios a Voces Vitales Argentinas? ¿No es tiempo ya de debatir con seriedad sobre la militancia social, la bonhomía de algunas ONG, el financiamiento, clientelismo y sus criterios?
* Dirigente de la Corriente Nacional de Militancia. Presidente de la Comisión Cascos Blancos.
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