La banca extranjera ofrecería generalizar la financiación en cuotas con tarjeta, sin interés.

La decisión de los bancos privados nacionales encuadrados en Adeba, de autoimponerse un tope de 30 por ciento al costo de financiamiento de los saldos con tarjeta de crédito, fue celebrada por el Gobierno. Sin embargo, el Banco Central analiza avanzar sobre una normativa de mayor alcance para regular las tasas de los créditos personales e, incluso, los costos financieros totales. Esa medida tendría un impacto más significativo sobre los consumidores que la impulsada por el sistema bancario. El compromiso asumido por los bancos, que entrará en vigencia a partir del próximo resumen de los plásticos, fue acompañado por las entidades públicas y cooperativas nucleadas en Abappra, aunque varias de ellas ya cobraban por debajo del nuevo límite.

La banca extranjera decidió no participar de la iniciativa y sigue deliberando qué alternativa ofrecerá a sus clientes. Desde ABA, la asociación que las agrupa, señalaron que su propuesta con “beneficios” llegará en los próximos días. Una alternativa con apoyo entre sus asociados es universalizar la posibilidad de pagar en tres cuotas sin intereses. También están analizando posibles “descuentos y promociones vinculadas con la compra de alimentos en general”.

“La medida es interesante, ya que impacta directamente sobre aquellos que hoy pagan tasas por encima del 40 por ciento, pero no hay que esperar que los bancos se autorregulen. A partir de la reforma de la Carta Orgánica, el Banco Central está capacitado para avanzar en la regulación de la actividad financiera, limitar abusos y garantizar los derechos de los usuarios del sistema”, explicó el titular del Credicoop y diputado de Nuevo Encuentro, Carlos Heller. El legislador consideró, en sintonía con las intenciones del BCRA, que “se debería trabajar sobre la regulación del costo financiero total de todos los productos financieros”.

El compromiso asumido por las entidades agrupadas en Abappra buscó anticipar una regulación más abarcativa del organismo que conduce Mercedes Marcó del Pont. Los bancos Macro y Galicia, principales entidades de esa asociación, deberán bajar las tasas desde el 40 y 42,5 por ciento respectivamente. Otros bancos que tendrán que adecuarse son el Supervielle, Patagonia, Piano, Mariva y el Nuevo Banco de Santa Fe, entre otros. Más allá del compromiso de esas entidades, en el equipo de la autoridad monetaria están analizando cómo regular diferentes aspectos de las tasas, comisiones, cargos y costos vinculados con las operaciones de financiamiento de consumo, una atribución que incorporó la entidad después de la reforma de su Carta Orgánica.

“La mayoría de los bancos públicos y cooperativos ya estaban por debajo del tope del 30 por ciento, sin que eso afecte nuestra rentabilidad”, apuntó Heller. Las tasas que aplican los bancos presentan una gran dispersión. El Nación cobra 25 por ciento, el Credicoop 28,5 y el Ciudad 30 por ciento. Las tarjetas de crédito emitidas por Coto y los supermercados de la chilena Cencosud –Jumbo, Disco, Easy y Vea– cobran tasas del 43 por ciento. Esos supermercados que cobran las tasas más elevadas a sus clientes no sólo no participaron de la medida, sino que negocian con la Secretaría de Comercio Interior la creación de la Súper Card para reducir sus costos y prolongar el congelamiento de precios impulsado por Guillermo Moreno.

Entre los bancos de capital extranjero que decidieron no ser de la partida hay grandes diferencias en los costos: el Santander cobra un máximo de 42,6 por ciento y el BBVA Francés impone el 36 por ciento. Esos bancos deliberan en ABA la posibilidad de ofrecer el pago en tres cuotas, sin intereses, en todas las compras. Si bien esa posibilidad ya existe en muchos comercios, es menos frecuente en supermercados. La propuesta se conocerá en los próximos días.