El segundo piso del edificio de Diagonal Sur, donde está la Secretaría de Comercio Interior, recibió ayer a militantes, funcionarios y varios de los empresarios con los que a lo largo de estos años Guillermo Moreno forjó una estrecha relación. Fue el comienzo de su inesperada despedida, que se completará el 2 de diciembre, cuando deje formalmente su cargo. Varios otros se comunicaron por teléfono o mail. Moreno atendió a las visitas, charló un rato con cada uno y tuvo tiempo para seguir pendiente de la gestión: autorizó varias subas de precios y frenó otras. Anticipó que será reemplazado por Augusto Costa, economista del riñón del nuevo ministro de Economía, Axel Kicillof. En Comercio Exterior seguirá Beatriz Paglieri.

“Como a un jefe que uno tiene encima hace años, a Moreno ya le conocíamos las mañas y sabíamos por dónde entrarle. Exigía mucho, pero siempre ofrecía algo a cambio. Es un comerciante, así que en el fondo nos entendíamos.” Es el retrato que pintó ayer un supermercadista de trato cotidiano con Moreno. En ese sector cuentan que la relación con el funcionario era fluida y que la constante era la negociación. El modo, eso sí, tenía sello propio: sobran anécdotas sobre recriminaciones e incluso amenazas a los empresarios, también chistes y bromas. Como cuando un representante de una cerealera preguntó en una reunión por “los precios” y recibió de parte del funcionario gritos con golpes en la mesa durante un largo rato. A la salida, Moreno lo retuvo para aclararle que no se preocupara, que estaba todo bien y que “sin show es aburrido”. El resultado fue que nadie más volvió a preguntar nada.

Moreno sigue en funciones hasta el 2 de diciembre. Así lo remarcó ante los empresarios, más allá de la designación formal que le espera a partir de esa fecha en Italia. Ayer el todavía secretario autorizó incrementos de precios para Tenacta (equipamiento eléctrico), SanCor, L’Oréal, Cerámica Alberdi, Ferrum y La Gauchita. El lunes había aprobado subas para la azucarera Ledesma y para Pernod Ricard (bebidas alcohólicas).

“El recambio generacional es necesario” es algo que Moreno venía repitiendo desde hace tiempo. No sabía cuándo, pero sí anticipaba que en algún momento dejaría su lugar en el Gobierno. Ayer explicó a sus más cercanos que su salida responde menos a un giro en la política económica que a la decisión de CFK de que Kicillof arranque bien fuerte, que su llegada al primer cargo de la cartera económica cause el máximo efecto.

Ayer, militantes de la agrupación Pueblo Peronista estuvieron en la secretaría para saludar a su referente, y lo propio hicieron los dirigentes del Mercado Central, donde Moreno también pisaba fuerte. Colaboradores de la secretaría, como María Lucila “Pimpi” Colombo y el diputado Juan Cabandié, se hicieron presentes en el despacho.

Los empresarios más defensores del secretario están nucleados en la Confederación General Empresaria de la República Argentina (Cgera), que lideran Marcelo Fernández y Raúl Zylbersztein, y en la Confederación General Económica (CGE), a cargo de Ider Peretti. Lo acompañaron en los viajes por Angola, Azerbaiján y Vietnam. En ellos Moreno deposita energía para recrear una pequeña burguesía nacional que defienda las políticas económicas del Gobierno. También dieron ayer el presente.

Los industriales pyme quieren mantener el esquema de protección comercial vigente. Moreno comentó que el cambio de nombres no va a implicar un giro aperturista, aunque los métodos pueden variar. Y hasta la Presidenta se refirió tiempo atrás a la necesidad de mejorar la productividad porque la protección no es “eterna”. Las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI) podrían pasar a tener un rol menos activo como forma de control de las compras externas, y ese rol sería ocupado por otras herramientas de política comercial. “Se va a continuar cuidando el trabajo y la producción”, afirmó Moreno.

El reemplazante será Augusto Costa, secretario de Relaciones Internacionales de la Cancillería y ex subsecretario de Mejora de la Competitividad. En la Secretaría de Comercio Exterior seguiría Beatriz Paglieri. También van a continuar los técnicos del cuarto piso del edificio, los “operadores” que por teléfono señalan a los empresarios cuando no tienen los requisitos al día para importar, como las listas de precios de los últimos años y la compensación con exportaciones.

“El 70 por ciento de las importaciones se explican por menos de cien empresas que no tienen problemas para operar y sobre las que Moreno no tiene mayor influencia: electrónicas de Tierra del Fuego, automotrices, laboratorios, energía y grandes empresas de insumos difundidos, supermercados y alimentos. El 30 por ciento restante se compone de seis mil empresas donde hay graves demoras. Ahí necesitamos mayor agilidad”, señaló ayer Miguel Ponce, de la Cámara de Importadores.

Aprobación de importaciones, autorización de precios de toda la economía, domesticar a la cadena de la carne y del trigo y otorgar cuotas para exportar cereales: parte de la agenda que deja preparada Moreno.