Axel Kicillof encabezó el anuncio junto al secretario de Comercio, Augusto Costa.

El Gobierno lanzó ayer una nueva etapa del programa Precios Cuidados, como anticipó Página/12. La canasta para el período julio-septiembre se amplía de 313 a 320 productos y los precios de los artículos suben en promedio un 4 por ciento a partir del lunes. De modo que entre enero y septiembre el aumento general de la lista del acuerdo será del 7,5 por ciento, por debajo de la variación de precios al consumidor medida por el Indec, que hasta mayo ya acumula un alza del 13,5 por ciento. “En estos meses hubo un aumento increíble de la demanda de los productos del acuerdo. Eso les demuestra a los empresarios que tienen dos maneras de obtener ganancias. Una es producir y vender más con buenos precios y la otra es la del manual del especulador: producir menos a precios mucho más altos”, indicó el ministro de Economía, Axel Kicillof, quien encabezó la presentación en el microcine del Ministerio de Economía junto al secretario de Comercio, Augusto Costa.

Según la interpretación del equipo económico, el acuerdo contribuyó a acomodar los precios en un contexto de fuerte dispersión que se había intensificado a partir de la devaluación del peso desde el último trimestre del año pasado. Lo cierto es que la inflación, desde el salto de enero y febrero, volvió a valores más parecidos a los de años anteriores, comportamiento que en parte puede vincularse con el acuerdo de precios. De todos modos, en esta materia el nudo explicativo durante los últimos meses parece ser la cuestión cambiaria: la inflación se aceleró con la devaluación y se desaceleró cuando el tipo de cambio quedó planchado.

La variación de precios medida por el IPC-Nacional del Indec muestra una tendencia a la baja. En enero, el índice fue de 3,7 por ciento, y le siguieron aumentos mensuales de 3,4, 2,6, 1,8 y 1,4 por ciento en febrero, marzo, abril y mayo, respectivamente. “Se observa una fuerte desaceleración de los precios que viene a corregir las distorsiones que ocurrieron en enero y febrero. Enero fue un mes atípico, porque montados sobre el fenómeno del corrimiento cambiario hubo muchas avivadas en el terreno de los precios. Muchas de esas maniobras se revirtieron rápidamente, otras tardaron más”, indicó Kicillof. El ministro criticó al llamado “índice Congreso”, aunque a la vez subrayó que esa medición refleja, como el Indec, una desaceleración: “Es un índice trucho, de metodología incierta. Es muy difícil armar una discusión sobre números que no tienen nada parecido a un método. Pero incluso el más chanta ha tenido que aceptar que ha habido una enorme desaceleración con respecto a enero”.

La variación de precios del capítulo de alimentos y bebidas, según el Indec, muestra un comportamiento similar al del índice general. De enero a mayo, el incremento mensual de precios allí fue de 3,3, 4,0, 2,4, 1,1 y 0,7 por ciento. “Una de las causas de este comportamiento fue el éxito del programa de Precios Cuidados”, consideró Kicillof.

Segunda revisión

Ayer se anunció el resultado de la segunda revisión trimestral del programa, que define los parámetros para julio-septiembre. Se incorporaron siete artículos a la canasta, que ahora suma 320 productos. En la revisión anterior, la lista se había ampliado mucho más, de 194 a 313 precios. “La canasta actual está consolidada”, dijo Kicillof, quien destacó que el porcentaje de aprobación del programa subió desde el lanzamiento del 50 al 65 por ciento de los encuestados, según un relevamiento oficial. Los cambios anunciados entran en vigencia a partir de este lunes.

La suba de precios promedio es de 4 por ciento, por encima del 3,3 autorizado en la primera revisión trimestral de abril, algo que resulta curioso en un escenario de desaceleración inflacionaria. Dos elementos explican esa situación. En primer lugar, las empresas de consumo masivo sobre el final del año pasado aplicaron un fuerte aumento de precios, especulando con el cambio de gestión en Comercio. Eso les permitió, en la consideración oficial, hacerse de un “colchón” de rentabilidad más que suficiente para sostener el acuerdo de precios. Además subieron precios por fuera del acuerdo, con lo que pocos pudieron sostener sin sonrojarse que la ganancia empresarial estaba en jaque en marzo. Pero además estaba el factor político. La primera revisión trimestral, coinciden fuentes que participaron de esas reuniones, fue muy dura, porque el Gobierno buscaba limitar al máximo las subas en un contexto inflacionario más delicado que el actual. En función de las dos revisiones trimestrales, el incremento de precios dentro del acuerdo será de 7,5 por ciento hasta fines de septiembre, lo que resulta en un promedio mensual de 0,8 por ciento.

“Esta política no es un congelamiento, sino un programa de precios flexibles. Se reconocen la variación de costos para que sean precios razonables que permitan tener rentabilidad a los distintos eslabones de la cadena de valor. La intención es dar previsibilidad, transparencia y estabilidad para los consumidores, para que tengan certezas. Los incrementos de precios han sido mayores o menores en función de la variación de los costos”, señaló el secretario Costa.

Según las mediciones del Gobierno, el grado de cumplimiento del programa pasó de un promedio del 73 por ciento en el primer trimestre al 75 por ciento en los segundos tres meses. Consultado por nuevas sanciones, Costa aclaró que “próximamente vamos a comunicar a los consumidores el nivel de cumplimiento de cada empresa. No hay un patrón general, hay supermercados que tienen excelente nivel de cumplimiento en todo el país y otros en determinada región”. Comercio ya aplicó multas por 31 millones de pesos, pero no las ha cobrado porque las empresas apelaron ante la Justicia.