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Alfonso Prat Gay participó ayer del juego de celos, desaires y broncas disimuladas generado entre Néstor Kirchner y Lula da Silva, luego del acuerdo de la Argentina con el Fondo Monetario. El presidente del Banco Central enfatizó que ese convenio “es único. No puede compararse con ninguno anterior ni ser un precedente para los demás (países)”. “No tiene un solo dólar fresco para la Argentina”, recordó. Así lo diferenció del brasileño. El país vecino se había beneficiado con un desembolso por 30.000 millones de dólares cuando llegó a un acuerdo con Washington, a mediados de 2002.
Prat Gay suele hacer un culto del bajo perfil. Limita sus apariciones a las cuestiones formales, como una exposición en el Congreso, o en contadas conferencias de prensa. No obstante, en los diez meses que lleva en el cargo generó varias frases polémicas. Como cuando consideró “un enorme disparate” que Kirchner pidiera un dólar a 3 pesos.
Ahora hizo declaraciones referidas al tema que más sensibiliza a Brasil: el acuerdo de la Argentina con el Fondo. Mientras Kirchner consiguió que Washington aceptara un superávit primario de 3 puntos del PBI, Lula está obligado a uno de 4,5 puntos. Un ajuste mucho mayor. Prat Gay, con sus dichos, no hizo más que desacreditar cualquier reclamo brasileño para pedir un trato más flexible. Justo en momentos en que Lula lanzó una ofensiva en su estrategia con el Fondo.
“Creemos que este acuerdo es casi el mejor programa que podíamos tener”, añadió Prat Gay. El “casi” también puede sonar como una crítica hacia dentro del Gobierno. Es sabido que el jefe del BCRA quería cerrar trato con el FMI y con los acreedores en medio de la crisis, cuando la Argentina “estaba de rodillas”.
Prat Gay hizo declaraciones ayer en Dubai, poco antes de abordar el avión hacia Buenos Aires. Se refirió también a la situación del sistema financiero. Dijo que el Central analiza nuevas medidas para impulsar el crédito. Entre las mencionadas figuró una revisión de la política de encajes, el volumen de dinero que los bancos deben inmovilizar en relación a los depósitos que reciben.
Se inclinaría por esa medida a pesar de que el propio funcionario admitió, en un momento de la charla, que “hasta ahora la baja de encajes no mejoró la oferta de crédito. Sólo incrementó la liquidez de los bancos”, admitió. Se estima que las entidades financieras cuentan con una disponibilidad inmediata de 8 mil millones de pesos en las cuentas del Central, como excedentes de los encajes.
Si bien en el último mes y medio se notó una leve recuperación de las líneas destinadas al sector privado, esa mejora se concentró en las líneas de cortísimo plazo, como los adelantos en cuentas corrientes o el financiamiento con tarjetas de crédito.
Por eso, la mira del titular del Central está puesta en el desenvolvimiento de las empresas. Destacó algunos cambios ya introducidos, como en las calificaciones de los deudores. “Estamos implementando una normativa que apunta a no discriminar a nadie”, dijo Prat Gay. Y añadió: “Queremos hacer cambios para que los bancos tengan los instrumentos que necesitan para prestar”.
Una de las cartas que jugará el Central, el próximo año, es el modelo de “metas de inflación”. La jugada intenta darle un rol activo a la autoridad monetaria. De ser una “caja de conversión” en los años ‘90, pasaría a tener cierta discrecionalidad en el manejo monetario, con lo cual el BCRA tendría un papel decisivo en la marcha de la economía y en las expectativas de los empresarios y de los consumidores. En la Carta de Intención con el FMI figura que el mecanismo entrará en vigencia hacia fines de 2004, pero los funcionarios creen que podría ocurrir antes.