ECONOMíA › LA RECETA DEL BANCO MUNDIAL

En 15 años, resuelto

En el mundo hay 795 millones de personas subalimentadas, el 10,9 por ciento del total. En Asia viven 511,7 millones de personas en esa condición y en Africa, 232,5 millones. América del Sur está entre las regiones menos castigadas dentro del mundo periférico y mostró en los últimos 25 años un desempeño satisfactorio en la reducción del hambre, señaló la FAO, que depende de Naciones Unidas, en su último informe “El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo”. En términos globales, la menor cantidad de personas en condición de vulnerabilidad alimentaria se redujo en primer lugar por la evolución de los países asiáticos. Pero esa mejora puede no tener relación con la equidad: para eso es necesario conocer cuánta riqueza se creó y cómo se apropió. Optimista, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, consideró que “es posible erradicar la pobreza extrema en quince años mediante el crecimiento, la inversión y el establecimiento de redes de seguridad social. Las recetas liberales del organismo, sin embargo, a veces van en la dirección contraria.

Los principales cambios en los números planetarios del hambre están impulsados por China y la India, en donde en las últimas décadas se produjo un movimiento social desde las áreas rurales hacia las urbes, con mejora en los ingresos e incorporación al trabajo industrial y al mercado de consumo masivo. De ahí que la cantidad de personas con “inseguridad alimentaria” en Asia pasara de 741,9 a 511,7 millones desde comienzos de los ’90, una caída de 23,6 a 12,1 por ciento. La FAO entiende por inseguridad alimentaria a la “situación que se da cuando las personas carecen de acceso seguro a una cantidad de alimentos suficiente para el crecimiento y desarrollo normales y para llevar una vida activa y sana”.

En América latina, la subalimentación como la entiende la FAO pasó del 13,9 a menos del 5 por ciento en los últimos 25 años. Se trata de un nivel de pobreza extrema, según las cifras usuales de estos países. En términos absolutos, esa caída porcentual implica una reducción de 58 a 27 millones de personas afectadas. “En América del Sur se ha logrado reducir la subalimentación en más del 75 por ciento. Los buenos resultados económicos generales, el crecimiento constante de la producción agrícola y la aplicación satisfactoria de políticas de protección social son algunos de los principales factores relacionados con los progresos mencionados en la región”, destaca el informe de la FAO. Los índices de hambre se encuentran por debajo del 5 por ciento en Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, México, Venezuela y Uruguay, advierte el documento.

La región en donde el problema del hambre es más dramático es, sin dudas, Africa. En el área subsahariana, el 23,2 por ciento de las personas está subalimentada, lo que equivale a 220 millones, 44 millones más que en 1990. En Africa central el ratio es de 23,4 por ciento, mientras que en el área oriental, de 33,2 por ciento, la más alta del mundo.

El informe de Naciones Unidas, en la parte final, deja entrever las estrategias que pueden encarar los países para reducir la extrema pobreza. El organismo pondera la apertura comercial y la “eliminación de distorsiones”, una figurita repetida en el libreto liberal, en donde pone el ejemplo de Chile y Perú, entre otros.

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