ECONOMíA › LAVAGNA CONVOCO A ENCOLUMNARSE TRAS SU PROPUESTA POR LA DEUDA
“La pelea es de toda la sociedad”
El ministro les subió la apuesta a los medios financieros que buscaron descalificar la quita que el Gobierno propuso a los acreedores. “Acá no hay en juego ninguna cuestión técnica”, advirtió.
Ayer al mediodía, en un reportaje radial, Roberto Lavagna fue consultado por la reestructuración de la deuda. La pregunta era si el Gobierno había ampliado la propuesta de quita del 75 al 92 por ciento. La respuesta del ministro dejó en claro el malestar del Gobierno por la presión que están ejerciendo los acreedores, muchas veces reproducida de manera acrítica por los medios de comunicación. “No, todo eso está mal”, contestó Lavagna al programa “El Tablero”, de Radio América, en referencia a la supuesta quita del 92 por ciento. Y siguió: “Usted decía que acá hay una pelea del Gobierno con los acreedores, y ése es el punto central. Esta no es la pelea del Gobierno, ni de este ministro, ésta tiene que ser la pelea de toda la sociedad argentina, que tiene que estar unánimemente detrás de esta propuesta”.
Su inesperado llamado a que se apoye al Gobierno en la pulseada con los acreedores se debió, en parte, al tono que la mayoría de los diarios utilizó ayer en sus títulos sobre el tema. Algunos de ellos decían: “Quita utópica”, “Decepcionante”, “Fracaso en Nueva York”, “La oferta es desproporcionada”, “Jugada de riesgo”, “Una propuesta con pocos avances” y “Nuevo traspié”.
Frente a ello, Lavagna afirmó que “acá lo que está en discusión es si hay que generar un superávit en las cuentas del Gobierno de 3 puntos (del PIB) para pagar la deuda o si hay que generar el doble de superávit como quieren los acreedores”. Y completó: “Si hay que generar el doble, significa que todos los argentinos vamos a empeorar en nuestra situación y particularmente van a ser afectados los planes sociales”. La explicación procuró poner las cosas en su lugar, aunque el ministro, cuando se discutía el acuerdo con el FMI que determinó que el superávit debe ser del 3 por ciento, un nivel nunca antes alcanzado, era menos afecto a que el debate se diera en esos términos.
“Acá no está en juego ninguna cuestión técnica –continuó Lavagna–; las cuestiones técnicas son siempre argucias para ocultar cosas más de fondo”, como cuál es el nivel de superávit fiscal que hay que generar para pagar la deuda. De ese modo, el titular de Economía buscó darles una interpretación política a argumentos técnicos que esconden la defensa de intereses concretos.
No es la primera vez que lo hace. Cuando Lavagna llegó al Ministerio de Economía, en abril del año pasado, a Eduardo Duhalde le costaba defenderse de los ataques de los economistas del establishment. Lavagna terminó por derrotarlos sin atenuantes y así comenzó a acumular capital político. Su mérito fue demostrar la inconsistencia de un discurso que se había impuesto en los ‘90, en parte de tanto repetirse sin mayor análisis en los medios de comunicación. La negociación con los acreedores por la reestructuración de la deuda reeditó el debate con los voceros de la ortodoxia.
Por eso su insistencia en la demanda de respaldo popular. “La sociedad tiene que ponerse unánimemente detrás del Gobierno, porque acá no es una cuestión política ni de hombres ni de partidos, es una cuestión de prometer lo que se puede cumplir y no prometer para después no cumplir, o de prometer lo que si efectivamente se cumpliera implicaría generar una crisis interna”, repitió.
En cuanto a la versión sobre un aumento en la propuesta de quita de la deuda, del 75 al 92 por ciento, Lavagna no sólo lo desmintió. “Esto del 92 por ciento que ha salido en algún medio de prensa son burdas mentiras. La propuesta argentina es clara: es del 75 por ciento. Algunos quieren generar una situación de crisis hablando del 90 y pico y otros quieren presionar para que sea 40, 50 o 60, no es ni lo uno ni lo otro.”
En cuanto a las noticias por la reestructuración, ayer trascendió que un grupo de bonistas italianos obtuvo en el Poder Judicial de su país el bloqueo de 2 millones de euros destinados a un crédito para Argentina. Por otra parte el gobierno federal alemán consideró “extremadamente importante” que la Argentina llegue a un acuerdo con los acreedores privados, muchos de ellos germanos, sobre la base del “principio de igual trato” y aseguró que el país “debe crear confianza” para ser un lugar atractivo a las inversiones. Así lo dijo el secretario de Estado del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país, de visita en Buenos Aires.