“El futuro de todas las reestructuraciones de deuda soberana está en juego. Por eso el Gobierno impulsó ante las Naciones Unidas la creación de un convenio internacional que dé amparo a la renegociación” de pasivos, sostuvo ayer el ministro de Economía, Axel Kicillof. El organismo supranacional tratará mañana la iniciativa que pretende blindar a los países del accionar de los fondos buitre. “Argentina quiere seguir pagando los vencimientos de su deuda reestructurada y paradójicamente no la quieren dejar. Pretendemos honrar nuestros compromisos en condiciones justas y soberanas. Priorizar al pueblo argentino, es no dejar que los organismos multilaterales de crédito decidan la política económica. Es empoderar al país”, agregó Kicillof desde su cuenta de Twitter.

El funcionario sostuvo que la Argentina apuesta a saldar su deuda con el ciento por ciento de sus acreedores, en “condiciones justas, equitativas, legales y sustentables”. De esta manera, descartó cualquier acercamiento a los fondos buitre en los términos planteados por el juez neoyorquino Thomas Griesa, quien concedió un fallo a Paul Singer y compañía para que cobren el total de su reclamo en efectivo.

“El gobierno nacional implementó una estrategia de gestión de la deuda externa bajo la premisa `crecer para pagar, y no a la inversa`. A contramano de la teoría neoliberal del derrame, hemos demostrado que primero hay que distribuir para poder crecer”, especificó el titular de la cartera de Hacienda.

Kicillof recalcó que los fondos buitre y aquellos bonistas que mantienen pleitos por títulos defaulteados deberían aceptar las mismas condiciones que el 93 por ciento de los tenedores de bonos que ingresaron en los canjes de deuda de 2005 y 2010. “Diversas naciones, instituciones multilaterales y reconocidos expertos han advertido que las consecuencias de este caso van más allá de Argentina y los demandantes”, concluyó el ministro.