ECONOMíA › DEBATE SOBRE LOS PLANES SOCIALES
Contención o vicio
Los planes Jefas y Jefes de Hogar son una “herramienta de contención social en un momento de gran crisis”, que adicionalmente tienen un “efecto dinamizador de la demanda interna”, sostuvo el ministro de Economía, Roberto Lavagna. De esta manera defendió también el adicional de 50 pesos que por única vez recibirán en diciembre los beneficiarios del programa. La posición del funcionario contrastó con la de algunos empresarios. El vicepresidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Monir Madcur, declaró que los planes asistenciales “crean la filosofía de preferir un ingreso fácil a tener que salir a trabajar, aunque se pueda conseguir un sueldo mejor”.
“Si hay algo que tenemos que hacer, sí o sí, es reconstruir el tejido social. Esto es un tema ético, pero también tiene que ver con el impacto en la sustentabilidad de la democracia”, sostuvo en cambio el ministro. En esta línea recordó que cuando renegociaba la deuda con los acreedores privados, éstos le señalaban que Argentina “es un país relativamente rico y, en consecuencia, puede pagar más”. Ante esto “les contestaba que es más grave el empobrecimiento que la pobreza. Probablemente (el empobrecimiento) no sea grave en términos individuales, pero en términos sociales una sociedad que tenía cierto nivel y que lo pierde a la velocidad en que lo perdió la sociedad argentina, enfrenta en términos sociológicos, psicológicos y políticos, efectos aún más graves de los que pueden surgir de una pobreza permanente”, afirmó Lavagna en un congreso sobre medicamentos que compartió junto al ministro de Salud, Ginés González García.
Lavagna recordó que en Argentina “existía una sociedad, hasta mediados de los ‘70, con movilidad social ascendente y todo eso se fue perdiendo en los últimos 25 años y, en especial, durante la década del 90, con record en los niveles de indigencia, pobreza y desempleo”. Ante esta realidad “uno puede ir llevando adelante soluciones de emergencia”, como los planes Jefas y Jefes, “pero la solución final está en una economía que crezca y genere empleo”, sostuvo el ministro.
“Si en nuestra economía se crearan un millón de puestos de trabajo en blanco, las obras sociales recibirían algo más de 900 millones de pesos anuales, el PAMI otros 500 millones y el Estado, por vía indirecta, por el IVA y otros gravámenes, unos 2000 millones de pesos adicionales”, aseguró. La realidad, sin embargo, fue algo distinta. Entre 2002 y este año, reseñó Lavagna, “se crearon 800.000 puestos de trabajo, que en una parte importante están en una zona gris”, lo cual hace que todavía no se registre un aumento en los aportes a las obras sociales.
Preocupado probablemente porque los planes restan oferta para el trabajo de bajos salarios, el vicepresidente de la CAC expresó que “en algunos lugares, los beneficiarios prefieren quedarse o mantenerse con un plan social de subsidio y no ir a trabajar por un valor doble o dos veces y media de lo que puede ingresar”, afirmó.
Así, concluyó, “se está creando una filosofía, un modo de vida donde se prefiere la estabilidad de un ingreso fácil, aunque sea menor o bastante menor, que el que se pueda producir a través de un trabajo más sacrificado”. A su criterio, “se está reafirmando una modalidad que no es buena para el país, que es vivir de un subsidio en vez de volver a la dignidad y a la necesidad de trabajar y sacrificarse y producir más, ganando más también”, explicó.