ECONOMíA
La Bolsa superó los 1000 en el cuarto match point
Ayer era el cuarto día consecutivo en el que la Bolsa estaba a décimas de superar la marca nunca alcanzada de 1000 puntos para el índice MerVal de las empresas líderes. Ayer lo logró.
Por Claudio Zlotnik
En el recinto se escucharon algunos aplausos y unos pocos gritos de alegría. Nada que ver con la euforia de otros tiempos. Aunque, después de todo, los operadores ya habían festejado a cuenta la semana pasada, cuando el índice de acciones líderes MerVal superó la barrera de los 1000 puntos en plena rueda, aunque al final quedó por debajo. Pero será la sesión de ayer la que quedará para la historia: fue la primera vez que el MerVal terminó por arriba de los 1000 puntos. Exactamente en 1022,4, con una suba de 2,2 por ciento en la jornada.
La escasa efusividad de los financistas da pie para meterse en la realidad del mercado accionario. El actual nivel del MerVal equivale a 343 dólares. Casi la tercera parte del record de 890 puntos/dólares que el indicador tocó hace 11 años y medio, en junio de 1992. Aquellos 890 puntos de entonces equivalen a 2650 puntos de ahora. Así se entiende mejor la mesura de los inversores.
Los más optimistas, no obstante, se apoyan en esa realidad para trazar buenas perspectivas. Luis Corsiglia, un experimentado operador, es uno de los que demuestra su entusiasmo. Cree que las acciones seguirán subiendo –“estamos lejos del mejor momento; hay mucho potencial en un contexto de crecimiento económico”–, aseguró, en diálogo con Página/12, y que ese escenario atraerá a los inversores extranjeros que, por el momento, se mantuvieron al margen del mercado. Ayer, por ejemplo, se negociaron 42 millones de pesos, muy lejos de los 100 millones de pesos/dólares que se transaban en el apogeo de la convertibilidad.
El fuerte empuje que está mostrando la economía es una de las claves del rally alcista de las acciones. En lo que va del año, el MerVal duplicó su valor. Los últimos balances empresarios dieron cuenta de la mejora. Están ganando dinero no sólo las exportadoras, sino también las compañías ligadas al consumo popular, como fue el caso de las privatizadas, y las productoras de bienes (Grimoldi, Cerámicas San Lorenzo, Pinturas Colorín, Loma Negra y Repsol-YPF).
Otro punto central para explicar la escalada tiene que ver con el proceso de reestructuración de deuda que están encarando las compañías. En las últimas semanas se convirtieron en las preferidas de los inversores. Apuestan a que aquellas que cambian el perfil de sus pasivos dolarizados tendrán las mejores chances de ser solventes a largo plazo. Los ejemplos más importantes fueron los de Acindar, Banco Hipotecario y Banco de Galicia. Desde enero, el papel de la acería cuadruplicó su valor. Lo mismo que el Hipotecario. La acción del Galicia, banco que está en pleno proceso de renegociación –ayer anunció que colocará 12 por ciento de su capital entre los inversores a cambio de canjear parte de su deuda–, ya triplicó su precio en lo que va del año.
Para alimentar las expectativas de subas, en la city destacan algunos casos referenciales. Uno es el de la exportadora Siderar que, pese a las fuertes mejoras acumuladas desde el 2002, aún muestra un importante desfase respecto de la época del uno a uno. Su acción vale ahora 4 dólares contra 10 de fines de 2001.
El mercado accionario también viene nutriéndose gracias a la falta de atractivo de otras opciones de inversión, como las tasas de interés que rinden los plazos fijos o de las Letras del Banco Central. Después del default, también se achicó el mercado de los títulos públicos.
Para desvelo de los optimistas que sueñan con un mercado para el gran público, lo cierto es que el panel de las líderes se fue desdibujando en los últimos años. Ya no figuran las que fueron preferidas durante los años ‘90, como Telefónica de Argentina, Astra, YPF, Terrabusi y Bagley, cuyas acciones fueron absorbidas por los propios conglomerados.
En el microcentro, la mayoría sospecha que seguirá la fiesta, aunque, por ahora, los festejos sean mesurados.