[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

“Hay que retirar las tropas.” Quien dice esto no es un pacifista, sino un halcón estadounidense. Edward Luttwak, un experto en el campo de la estrategia militar, alto asesor del Grupo de Estudios Estratégicos de Seguridad Nacional del Departamento de Defensa estadounidense –un think tank que sigue de cerca las ideas del Pentágono–, conversó con Página/12 sobre el complejo escenario de la “posguerra” de Irak.
–Usted es conocido como un experto de línea dura y propone el retiro temprano de las tropas de Irak. ¿Cómo se explica esta paradoja?
–Yo propongo el retiro de las tropas de las ciudades, porque veo imposible que se pueda concretar el proyecto político de la administración Bush de democratizar a Irak. No hay una mentalidad para eso. Los chiítas dicen que quieren elecciones rápidas y el poder lo van a usar para ellos mismos y nada para los otros. Las posiciones así radican en el orden cultural y religioso propio de ese país. Es mejor trasladar el poder administrativo al Consejo de Gobierno y esperar que el escenario mejore. Y que haya bases del ejército lejos de las ciudades, protegiendo las fronteras.
–¿Con la misma cantidad de efectivos que hay ahora?
–La cantidad que hay ahora es más que suficiente para esto que propongo, de control de territorio.
–¿Cree que con la evacuación de las fuerzas ocupantes y ante el vacío de poder pueda presentarse un escenario de guerra civil?
–No. No se puede hablar de una guerra civil porque la población iraquí está muy diferenciada (entre ciudades sunnitas, chiítas, etc). Al contrario, me parece que habría una desintegración y una tendencia a formar autonomías, como una evolución natural.
–¿Cómo evalúa que los turcos no entraron al “triángulo sunnita”?
–En el Consejo de Gobierno hay dos representantes turcos que no tienen poder, porque están en conflicto con la población turcomana –a quienes el gobierno de Turquía apoya–.
–¿El futuro de Irak es una “iranización”?
–No, porque los iraquíes no van a soportar el poder de los ayatolas. En Irán mismo el sistema está mantenido por la fuerza: la mayoría de la población se le opone. Los ayatolas no tienen apoyo; por otra parte, la mayoría chiíta está abnegada a la religión, el Islam. No es posible hacer una democracia representativa donde un parlamento sea libre de votar contra la moralidad islámica.
–¿Cuáles fueron las fallas de la ocupación?
–El error más grande fue al inicio: la propaganda política de que “todos somos iguales”, “no hay diferencias” y omitir los datos reales de la población iraquí, que está atrasada –como si fuera la ocupación de Tokio– y de esta forma se falló en la seguridad. El Departamento de Estado, que se opuso a la guerra, es el que conoce el país.
–Dado el aumento de bajas norteamericanas y de sus aliados en ese país, ¿podría decirse que la resistencia tiene un mando unificado?; ¿qué fuerzas operan?
–Seguro que debe haber una acción unificada en las ciudades clásicas de poder sunnita. Están operando diferentes elementos, destacándose el islamista y el Hezbollah.
–¿Cuánto control tiene Saddam en la resistencia?
–No se sabe. Pero es probable que tenga control.
–Sobre la versión primera de ayer de que habrían capturado al segundo de Saddam...
–Hay muchos segundos de Saddam.
–Pero que después se supo que no era él, sino un colaborador. ¿Cuánto afectaría su captura y la captura del mismo Saddam en la resistencia?
–No se sabe.
–Las comisarías están siendo blancos de ataque; ¿es una suerte de talón de Aquiles entre las fuerzas iraquíes y las del ocupante?
–El ataque no es a comisarías, es contra diplomáticos –como los dos japoneses del domingo–. Está descentralizado y ataca un poco de todo. No obstante, la policía iraquí ahora declara que se ocupa del crimen pequeño y que no va a apoyar la ocupación.
–¿No le parece paradójico que la policía de Estados Unidos esté en reductos muy vigilados mientras que la policía iraquí carece de defensa perimetral?
–A mí me parece que hay muy poca tropa en Irak: de los 56 mil, 28 mil funcionan con patrullas de Estados Unidos. Bush no quiere, pero la fuerza de control en las ciudades debería tener que aumentar cinco veces más, a unos 250 mil. Si la idea es la de quedarse más tiempo.