Imagen: Joaquín Salguero.

Mezclados entre las columnas sindicales, ayer también salieron a protestar los sectores que no fueron contemplados por el fallo de la Corte Suprema.

Clubes de Barrio. “Estamos preocupados. Si el gobierno no decide dar marcha atrás con el aumento, ocho de cada diez clubes van a tener serios problemas para seguir abriendo sus puertas”, dijo a este diario Cristian Font, referente de la Unión de Clubes de Barrio. La bronca en esa columna fue doble: según contaron, anotaron más de 50 representantes para tomar la palabra durante la audiencia, y sólo fue aceptado uno.

Cooperativas. Una decena de cooperativistas de la Mutual Sentimiento levantaban carteles con facturas de luz gigantografiadas. La de septiembre marcaba, implacable, 45 mil pesos. “Pagábamos 8 mil. La diferencia está a la vista, es imposible pagar un aumento así. No es que no querramos pagar, es que sencillamente no podemos”, relató Cristian, uno de los militantes del espacio en el que confluyen una farmacia, una cooperativa textil y el primer bachillerato Trans de América Latina. “Resistir es la única que nos queda”, decían.

Escuelas. “No es solamente el tarifazo. Los chicos están sintiendo la situación económica de sus padres, en la cual los aumentos son un problema más. Para darse una idea, los pibes vienen sin desayunar, algo que hasta hace unos meses no pasaba”. La que habla, con pechera de UTE, es Verónica, docente de la escuela Pueyrredón de San Telmo, que recibe chicos de ese barrioy Barracas, Zabaleta y La Boca.

Comercios. El municipio del sur bonaerense fue uno de los epicentros de los ruidazos y cacerolazos que sonaron en repudio al tarifazo, el 14 de julio y el 4 de agosto pasados. “Hay una red de vecinos, comerciantes y cooperativas muy activo en el sur del conurbano, aún cuando algunos intendentes no acompañen. Es angustiante ver cómo cierran los comercios, que están vacíos, y como hay cada vez más gente cartoneando y tocando timbre para pedir comida”, relató Marta Valle, referente de La Chapanay, una agrupación que nació “durante la segunda vuelta” en noviembre pasado y toma su nombre de la “bandida” rural que formó filas en las montoneras de Facundo Quiroga.