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El Gobierno recibió ayer a un grupo de acreedores extranjeros. Fue la primera vez que el equipo económico jugó de local frente a los demandantes. Cerca del mediodía, el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, fue el anfitrión de un grupo de ahorristas italianos, los representados en la Assotutella Consumatori. Los inversores fueron concretos al transmitir sus aspiraciones: quieren que el Gobierno reduzca la quita de la deuda, pero sorprendieron al admitir que los bancos que les vendieron los títulos argentinos deberían hacerse cargo y restituirles parte de las inversiones. Sería una forma de que asuman algo de los quebrantos por el default.
Por la tarde, Roberto Lavagna dijo que los encuentros con los acreedores “son positivos”. E hizo una revelación: aseguró que la deuda en cesación de pagos en manos de argentinos alcanza al 48 por ciento del total, ya que existe un 10 por ciento –alrededor de 8000 millones de dólares– de argentinos que depositaron esos títulos en bancos suizos.
Paolo Alazraki, el italiano que ayer compartió la mesa con Nielsen, reveló a la salida de la reunión que reclamó que la quita de la deuda se reduzca del 75 al 65 o 70 por ciento. Es decir, que la Argentina pague entre 30 y 35 dólares por cada 100 que debe en vez de los 25 que ofreció en Dubai. A su vez, dijo que los bancos de su país que convencieron a los inversores de comprar bonos argentinos deberían pagarles la misma proporción que les dará el gobierno argentino. “Así se podría llegar al 70 por ciento de reconocimiento de deuda”, explicó Alazraki. El grupo Assotutella Consumatori dice representar a 20 mil inversores, por un total de 700 millones de dólares.
Hoy habrá otras dos reuniones con inversores extranjeros: a primera hora con un fondo de inversión denominado Capital Group Company, y a las tres de la tarde, con un grupo de bonistas alemanes. Para mañana está agendado un encuentro con el controvertido Nicola Stock, titular del Comité Global de Bonistas de la Argentina, quien asegura contar con papeles de la deuda por 37.000 millones de dólares. Stock se presenta como uno de los más críticos del Gobierno y de los de mayor influencia en los organismos internacionales. En este contexto, y a pocas horas de la reunión en Economía, endureció su discurso. Advirtió que si no se mejora la oferta intentará boicotear las negociaciones de la Unión Europea y el Mercosur y redobló sus reclamos al FMI para que haga cumplir a la Argentina con lo firmado.
Todos estos encuentros son preliminares al round que protagonizarán el Gobierno y el Fondo Monetario en las próximas semanas, cuando haya que ponerle números definitivos a las metas fiscales para los próximos dos años. En este contexto, el ministro Lavagna y el subsecretario del Tesoro de los Estados Unidos, John Taylor, se encontrarán el próximo martes en el aeropuerto de Ezeiza durante 90 minutos. El apuro se debe a que Taylor no pudo adelantar su viaje a la Argentina y Lavagna debe volar hacia Nueva York para disertar ante el Consejo de Relaciones Exteriores. Un día después viajará a Washington: irá a la Cámara de Comercio estadounidense. El viaje del titular del Palacio de Hacienda será en el marco de la Asamblea de Primavera del FMI, que se realizará el sábado 24 y domingo 25, en donde el caso argentino será uno de los temas centrales.
Mientras tanto, en Economía trabajan en la elaboración de la propuesta definitiva a los acreedores. Habría un bono Par a 42 años para las AFJP y dos títulos “de descuento”: uno a 18 o 20 años de plazo, con una quita de capital del 75 por ciento; y otro a 30 años, con una quita de 35 y 40 por ciento. Estos dos últimos tendrían una emisión en pesos y otra en dólares, dependiendo si el inversor es local o extranjero. Todavía se debate si lanzar un cuarto bono que estaría atado al crecimiento o si adosar a los títulos descriptos más arriba un cupón enlazado al PBI.