ECONOMíA › EL FMI RECLAMA QUE EE.UU. EQUILIBRE SUS CUENTAS

Basta de déficit, che Bush

 Por Julio Nudler

Si Estados Unidos no elimina su déficit fiscal por un período prolongado, el Producto norteamericano caerá un 3,75 por ciento por debajo de su nivel base. Pero peor le irá al resto del mundo, que quedará un 4,25 por ciento por debajo. Vale decir que la economía mundial se verá seriamente afectada por el desbalance presupuestario estadounidense. Estas son las previsiones del Fondo Monetario, enunciadas ayer en una teleconferencia por Raghuram Rajan (Raghu para los amigos), director del Departamento de Investigaciones del FMI, y otros importantes economistas del organismo. La charla –en la que Rajan se mostró muy ortodoxo en sus enfoques– giró en torno de tres capítulos (del segundo al cuarto) del World Economic Outlook (WEO, o Panorama de la Economía Mundial) que se presentará en la próxima asamblea del Fondo. El capítulo primero, que contiene las predicciones económicas, será difundido el próximo miércoles.
El impacto depresivo del déficit fiscal estadounidense será ejercido principalmente a través de las tasas de interés, que terminarían subiendo por la presión de la demanda norteamericana de financiación. “Si no se lo remedia, esto tendrá serios efectos adversos”, advirtió Raghu, aunque aclarando lo útil que ha sido la política fiscal expansiva de Washington para acelerar la recuperación económica de Estados Unidos y el mundo. Pero ahora que éste está creciendo, urge reequilibrar las cuentas.
Recordó que la economía mundial sufrió en los últimos años tres shocks severos: el estallido de la burbuja en los precios de los activos, los atentados del 11/9 del 2001 y la gripe asiática. Todos ellos pudieron ser superados mediante políticas monetarias y fiscales expansivas. Pero, en la óptica del FMI, esas herramientas fueron usadas ya en demasiadas ocasiones y en demasiados países, de modo que es tiempo de rebobinar para volver a disponer de esos instrumentos en el futuro.
Otro tema abordado en la ocasión fueron los credit booms, o auges crediticios, que son saltos bruscos en la masa de préstamos. Estos, según la gente del Fondo, son más probables cuando hay intensas entradas de capitales, dando lugar a procesos que concluyen en crisis bancarias y cambiarias. Esos booms tienden a estar asociados con una apreciación real del tipo de cambio y un monto desproporcionado de crédito hacia el sector de no transables (servicios). Esta descripción se ajusta inconfundiblemente a lo acontecido en la Argentina diez años atrás, durante los primeros años de la convertibilidad.
Por cierto que otra obsesión del Occidente desarrollado es China, a la que el WEO dedica un capítulo íntegro. Ese país, que veinte años atrás traficaba el 1 por ciento del comercio mundial, transa hoy el 5,5 por ciento, luego de que su economía creciera a un promedio de 9 por ciento anual en ese lapso. Pero para el Fondo, aunque parezca que China se está comiendo el mundo, ello no es cierto. Rajan relativizó la performance china, comparándola con la trayectoria pasada de Japón y de cuatro tigres asiáticos.
Otro capítulo ayer develado aborda las reformas estructuales acometidas en los países avanzados en los últimos tres decenios. Como táctica, Rajan recomendó dejar para lo último la reforma del mercado laboral, que en el corto plazo eleva el desempleo y reduce el crecimiento. Conviene empezar por las finanzas y el comercio, reformas que reportan beneficios rápidos y generan así respaldo en la opinión pública.

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