ECONOMíA › SE APROBO UNA NUEVA VARIEDAD DE MAIZ TRANSGENICO
Rotar con la soja estrella
Una nueva variedad de maíz transgénico podrá ser sembrado en la Argentina. El Gobierno emitió ayer la autorización para la venta del maíz RR, cuya patente pertenece a la multinacional biotecnológica Monsanto. La última aprobación de productos genéticamente modificados había sido en 2001 –el algodón Bt–, y con esta incorporación ya son ocho las semillas permitidas en el país. La estrella indiscutible es la soja, que experimentó un aumento explosivo de la producción desde el ingreso de los transgénicos. Otros productos son la papa, el algodón y el maíz. Roberto Lavagna y el secretario de Agricultura, Miguel Campos, formularon el anuncio y destacaron que la nueva semilla pasó largos y exigentes exámenes sanitarios. Para Greenpeace, en cambio, “Lavagna es el empleado del mes”.
La modificación genética hace a las semillas resistentes a un tipo específico de herbicida, el glifosato. Monsanto es también uno de los principales fabricantes de glifosato, por lo que la incorporación de nuevas semillas transgénicas incrementa la demanda de este otro producto. Alfonso Alba, presidente de la empresa en Argentina, remarcó que “la decisión del Gobierno marca un punto de inflexión y establece los pasos para la construcción de una política pública en biotecnología para el país”.
Lavagna también valoró la medida. “Fue tomada después de comprobarse la inocuidad alimentaria, que no produce efectos ambientales y la conveniencia comercial”, aseguró. Los exámenes fueron realizados por la Comisión Nacional Asesora en Biotecnología Agropecuaria (Conabia) y el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa). El ministro de Economía recordó que Estados Unidos aceptó semillas que la Argentina rechazó por no cumplir con los requisitos exigidos aquí. También afirmó que la Unión Europea “está por aprobar esta variedad de maíz en el corto plazo”. Argentina siguió por años una política espejo con la comunidad europea, autorizando productos transgénicos al mismo tiempo. Era una forma de asegurarse que no habría trabas en las exportaciones. Europa es el principal comprador de maíz. Lavagna insistió en que no habrá problemas con los envíos.
Campos, por su parte, sostuvo que el maíz transgénico se combinará con la soja transgénica y permitirá la rotación de cultivos. “Es importante porque se sabe que luego del maíz la siembra de soja rinde un 20 por ciento más”. El secretario de Agricultura aclaró que en la próxima siembra se implantarán un máximo de 10 mil hectáreas con el nuevo producto. “Fue una decisión de la empresa”, indicó.
El área sembrada de maíz oscila entre 2,5 y 3 millones de hectáreas, dato que demuestra que el ingreso del nuevo maíz será lento. Una de las razones sería su precio. Cada vez que el productor quiera sembrar el maíz RR (roundup ready) deberá comprar las semillas a Monsanto, porque no se obtienen de la planta. En cambio, la soja sí genera semillas y además existen las denominadas “bolsas blancas” de semillas sin “marca”. Estos dos factores hicieron caer el precio de la soja transgénica y provocaron el alejamiento de Monsanto de ese negocio.
La empresa perdió recientemente una demanda contra la importación de glifosato chino. Monsanto había contratado a Ecolatina, la consultora que fundó Lavagna, para defender su caso. Pero el Gobierno finalmente consideró que no había dumping en las importaciones desde China. Eso llevó a especular con que Lavagna está compensando ahora a Monsanto con esta nueva autorización. El ministro lo descartó totalmente en la conferencia de prensa.