[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Jorge Remes Lenicov dijo anoche que la devolución en bonos de todos los depósitos retenidos en el corralito “es probable, pero no segura”. El ministro de Economía soporta una enorme presión de los bancos, tanto nacionales como extranjeros, para que termine de una vez la historia del corralito con una reedición del Plan Bonex, por el cual los tenedores de plazos fijos recibirían ahora títulos públicos en lugar de rescatar en algún momento dinero en efectivo. El Gobierno todavía no accedió al reclamo de máxima del sector financiero, pero podría hacerlo en cualquier momento. En ese camino, Remes Lenicov ya encontró una salida para por lo menos satisfacer el pedido de mínima. Tras su estruendoso fracaso en el intento de bloquear por decreto la opción de los recursos de amparo que utilizan miles de personas para recuperar su dinero, el ministro decidió enviar al Congreso un proyecto de ley que impide la sangría de cash. La iniciativa establece que en lugar de pesos, los ahorristas que obtengan fallos favorables recibirán bonos. Es decir, se aplicaría una suerte de Plan Bonex para quienes ganen en la Justicia.
Esa alternativa se decidió anoche durante una reunión entre Duhalde y Remes Lenicov, luego de que el Ministro se pasó todo el día con su equipo ideando otro instrumento para conseguir lo mismo que se proponía con el fallido decreto. Es decir, evitar que sigan saliendo unos 100 millones de pesos diarios de los bancos por los recursos de amparo.
El Banco Central asiste con redescuentos a las entidades financieras para que puedan devolver ese dinero, que inmediatamente se cambia de pesos a dólares. Mario Blejer, presidente de la autoridad monetaria, había amenazado en algún momento con cortar los redescuentos para forzar a los bancos a que reintegren los depósitos con capitales propios, en especial los extranjeros. Pretendía que trajeran dólares del exterior, para que el Banco Central se librara de prestarles pesos que luego presionan sobre el tipo de cambio. Sin embargo, el plan nunca se puso en práctica, entre otros motivos porque más de un banco amenaza con irse del país.
En el Palacio de Hacienda dicen enfrentarse al siguiente dilema: si presionan sobre el Central para que corte los redescuentos, varios bancos podrían dar las hurras y abandonar el país, mientras que otros nacionales podrían caer. En semejante escenario, el caos en el sistema financiero sería aún mayor al actual. Por otro lado, si se mantienen los redescuentos, la política monetaria se descompensa y se alimenta la demanda para la compra de dólares. La única manera de resolver el problema, recalcan cerca de Remes Lenicov, es tapar los agujeros que los recursos de amparo abrieron al corralito.
El ministro de Economía probó primero con el decreto de necesidad y urgencia que anunció antes de que estuviera firmado, pero, como se sabe, todo lo que consiguió fue que Duhalde lo desautorizara. Ayer el Presidente dijo que Remes “se apresuró”. Hubo rumores de renuncia, pero a lo largo del día perdieron intensidad. En lugar de abandonar el puesto, Remes consiguió que Duhalde lo respalde en la elaboración de un proyecto de ley destinado a poner freno a la salida de efectivo, con las siguientes características:
- El Gobierno ofrecerá un menú de opciones, con distintos títulos públicos, a los ahorristas que presentaron recursos de amparo. Habría bonos en dólares y en pesos, con distintos plazos y condiciones. Todavía no se definió si serán los “Bonus” que ya están a disposición de los tenedores de plazos fijos o si se diseñarán otros.
- Con este sistema, se dará la paradoja de que aquellos que acudieron a los tribunales porque rechazaban la reprogramación de sus plazos fijos y no aceptaron los Bonus, terminarán quedándose por la fuerza con títulos públicos.
Sin embargo, esto no sería todo. Una alta fuente del Palacio de Hacienda confió a este diario que Remes Lenicov dijo tras su entrevista con Duhaldeque “es probable, pero no seguro” que haya un Plan Bonex generalizado. La semana pasada se sucedieron varios encuentros de banqueros con Remes Lenicov, Jorge Todesca (viceministro) y Lisandro Barry (secretario de Finanzas, de quien ayer se decía con insistencia que en pocos días dejará el cargo. Su socio político es Eduardo Amadeo, quien estaría intercediendo para que no sea removido). En esas reuniones, representantes de la banca extranjera y de la banca pública y privada nacional presionaron por un corte definitivo al corralito, mediante la entrega de títulos públicos a todos los titulares de plazos fijos. Como el Estado asumiría los pasivos de las entidades financieras, recibiría a cambio la cartera crediticia de los bancos. Se constituiría un Fondo Fiduciario que sería alimentado con la cobranza de los créditos, recursos que más tarde serían utilizados para pagar al vencimiento de los bonos. Algunos economistas especulaban con la desaparición del CER, dado que ya no habría indexación de depósitos y, por lo tanto, no haría falta la indexación de los créditos. Sin embargo, otros apuntaban que el Estado necesitaría la indexación de los créditos para pagar los bonos.
La opción del Plan Bonex es defendida dentro del Palacio de Hacienda, y a Remes Lenicov no le disgusta. El problema es el costo político. Después de tanta marchas y contramarchas en torno al corralito, empezando por la promesa de Duhalde de devolver los depósitos en la moneda original, hasta el blooper de Remes con el decreto sobre los amparos, nadie conoce la reacción que podría desatar la imposición de bonos a los ahorristas.