ECONOMíA › PATRICIA VACA NARVAJA, SUBSECRETARIA DE DEFENSA
DEL CONSUMIDOR
“El boicot se extenderá a Esso”
La medida seguirá por todo el tiempo necesario hasta que “retrotraigan los aumentos”. Para Vaca Narvaja, el momento de los aumentos es sospechoso: “Me huele a intento de presión”.
Por David Cufré
El boicot a Shell se extenderá a Esso, empresa que decidió aumentar sus precios en medio de la pelea entre el Gobierno y Shell, e iba a alcanzar también a Sol, que dio marcha atrás (ver aparte). “El objetivo es que retrotraigan los aumentos, y si no tendrán menos ingresos”, desafió la subsecretaria de Defensa del Consumidor, Patricia Vaca Narvaja. El argumento para repudiar las subas de combustibles es que fueron aplicadas de manera “unilateral e injustificada”. Pero la funcionaria reconoció en este reportaje con Página/12 que la embestida contra las petroleras es también una advertencia al resto de las compañías del país, a fin de detener una incipiente tendencia de remarcaciones indebidas. Los empresarios de la carne, la yerba y el pescado fresco podrían ser los próximos castigados con una “acción de repudio colectiva”.
–¿Cuáles son las razones del boicot a Shell?
–Concientizar a la ciudadanía para que se involucre con su decisión de consumidor y nos ayude a modificar conductas y castigar a quienes suben precios de manera injustificada. Shell lo hizo. Aumentó un bien muy sensible, no sólo para los particulares, sino para todo el arco productivo. Su actitud no ayuda al proceso de crecimiento y desarrollo que tanto nos costó conseguir.
–¿Se convocará también a un boicot contra Esso?
–Con aquellas empresas que adhieran a los aumentos hay que hacer exactamente lo mismo: no comprar en esos lugares. Por las mismas razones. Qué casualidad que suban el gasoil cuando se acerca la temporada de la cosecha gruesa. Me huele a un intento de presión.
–¿Hasta cuándo seguirán los boicot?
–Hasta que las empresas cambien de actitud.
–¿El objetivo es que retrotraigan los aumentos?
–Sí. Y que reflexionen, que adviertan que tienen que actuar de otra manera.
–Shell ratificó los ajustes.
–Entonces tendrán menos ingresos.
–¿El boicot a las petroleras será un caso aislado o hay posibilidades de que la medida se generalice?
–Puede repetirse en otras situaciones similares, pero no hay que abusar. Es importante que empecemos a utilizar este tipo de prácticas colectivas, de acciones solidarias de conjunto.
–¿El Gobierno busca enviar un mensaje al resto de las empresas para que no aumenten los precios?
–Es uno de los efectos buscados. Una acción masiva será un mensaje de la sociedad de que no está dispuesta a aceptar cualquier cosa. Las variables macroeconómicas no justifican los aumentos de los últimos meses. Son intentos de algunos sectores de apropiarse de un mayor margen de rentabilidad, en un contexto de aumento del consumo y de mayor disponibilidad de efectivo. Es la cultura de salvarse rápido. Tenemos que luchar contra esa mentalidad de que conviene aprovechar el momento y vender poco pero caro, en lugar de ganar más por un mayor volumen de ventas.
–¿En qué se diferencia esta suba de otros aumentos anteriores de las mismas compañías?
–Fue un aumento unilateral. En otras oportunidades, cuando las empresas tuvieron problemas por el incremento del precio internacional del crudo, fueron a la Secretaría de Energía a plantear el caso y buscar una solución. Se justifican en que no son productores de crudo, pero se olvidan de que, durante la convertibilidad, cuando bajaba el precio internacional del petróleo ellos no disminuían los precios internos. Ahora lloran pero se olvidan de lo que pasó durante muchos años.
–Las empresas pueden alegar que nada les impide ajustar sus precios.
–Pueden hacerlo, pero la sociedad también puede decidir si convalida los aumentos o no. Las petroleras saben que venimos de una crisis muy profunda y que están subiendo el precio de un bien muy sensible. Deben tomar sus decisiones teniendo en cuenta dónde hacen sus negocios. No es lo mismo la Argentina que otros países con otro contexto económico y social. El aumento fue injustificado porque no están dadas las variables económicas que lo permitan. Aun suponiendo que las empresas que les venden el petróleo les hubieran modificado el precio, tendrían que haber recurrido a la Secretaría de Energía.
–¿Hay otros sectores de la economía que apliquen aumentos indebidos?
–Lo estamos analizando con las organizaciones de consumidores. Los productos que más han venido subiendo son la carne, la yerba y el pescado fresco. En estos casos también se pueden plantear acciones colectivas, como señal de repudio a quienes no tienen en cuenta ni el traslado eficiente de sus costos al precio final, ni la diferencia entre mercado interno y externo, ni cómo está el bolsillo de la gente.
–¿Hay antecedentes de un boicot convocado por el Presidente?
–No recuerdo, pero no es lo central. El Presidente tiene sensibilidad como para saber qué está pasando y marcar un camino para que la sociedad vea que esto es posible. Se pone a la cabeza y refleja el sentir de la gente. Está marcando un camino. Si bien las asociaciones de consumidores siempre defendimos la herramienta del boicot, y yo ahora lo hago como funcionaria, el hecho de que participe el Presidente le da una envergadura distinta. Los ciudadanos tenemos que pensar nuestra decisión de compra no como algo individual, sino saber que produce un impacto en el mercado. Lo que nosotros hacemos como consumidores tiene consecuencias.
–Desde la privatización de YPF la producción, refinación y comercialización de petróleo quedó desregulada. ¿Por qué no se dicta una nueva ley de hidrocarburos que termine con esa situación y resuelva el tema de fondo?
–Hay muchas tareas pendientes, muchas asignaturas que tampoco se pueden lograr de un día para el otro. No se le puede pedir a este gobierno que resuelva ya lo que otros no hicieron por años. Después de más de una década, esta administración consiguió un marco regulatorio para el gas envasado, que podrá ser mejor o peor, pero se hizo. Es decir, se están tomando decisiones importantes, y es cierto que hay muchas otras tareas pendientes.
–Repsol YPF y Petrobras venden el crudo en el país al valor que cotiza en la plaza internacional, como si su costo fuera importado. ¿Le parece razonable?
–No es mi área, para eso está la Secretaría de Energía. Ellos son los entendidos en el tema. Y si evaluaron que con las retenciones es suficiente tal vez sea porque consideran que el sector necesita recursos para hacer inversiones en exploración. Analizan dos cosas: los costos y la producción futura, para garantizar el abastecimiento de combustibles.
–¿Existe un comportamiento oligopólico en el mercado de combustibles?
–Sí, claro, está demostrado que es un sector absolutamente concentrado. En este caso tiene que actuar Defensa de la Competencia, que no es mi área.
–¿Y qué pasa con los laboratorios, las prepagas, el acero?
–También hay mucha concentración. Tiene que ver con el modelo que se impuso en el país desde 1976. Tenemos que trabajar para que haya más competencia y para que se apliquen las regulaciones que existen en cualquier país desarrollado. Nuestra discusión con Shell se enmarca en un debate más amplio sobre el modelo de país. Es una disputa entre quienes buscamos un modelo distributivo y los que estaban acostumbrados a un modelo de concentración.
–¿Qué otras medidas se tomarán para controlar la inflación?
–Nos estamos reuniendo en una mesa permanente con frigoríficos, supermercados y proveedores de insumos básicos (envases, papel, hojalata), que son sectores muy concentrados, para ver adónde están los problemas y transparentar los mercados. Cada uno tiene que hacerse cargo de lo suyo y entre todos buscar una solución. No obtendremos respuestas inmediatas, pero es una forma de ir construyendo un camino y una relación más racional.