ECONOMíA › LA CUMBRE DE LA OMC DESIGNA A SU NUEVO TITULAR
Será uruguayo o comunitario
Los países que pugnan por derribar las barreras que obstaculizan el comercio de productos agrícolas y aquellos que se resisten a ese derrumbe quedaron también enfrentados en los dos únicos candidatos que aún están en carrera para comandar la Organización Mundial de Comercio. Se trata del uruguayo Carlos Pérez del Castillo y del ex comisario europeo de comercio Pascal Lamy, cuya puja quedará resuelta en los próximos días. Roberto Lavagna viajará a Ginebra para participar el martes y el miércoles de una inminente reunión de ministros.
Pérez del Castillo es un experto en cuestiones de comercio exterior con una reconocida trayectoria dentro de la propia OMC, cuyo Consejo General presidió durante los años 2003 y 2004. El uruguayo cuenta con el respaldo de toda Latinoamérica, Nueva Zelanda, Australia, Indonesia, Singapur y otros países del Grupo de Cairns. Algunas administraciones europeas, incluso, no lo ven mal, aunque como una “segunda opción”.
En sus funciones como responsable comunitario del área comercial, Lamy conoció a pie juntillas las discusiones en torno a los subsidios con que los europeos protegen a su producción agrícola, los aranceles para neutralizar la competencia foránea que disponen sus gobiernos, amén de otras barreras arancelarias. A partir de ese know how y como eventual vocero de los países ricos, cuenta con el apoyo pleno de Europa.
En el camino para reemplazar al tailandés Supachai Panitchpakdi quedaron el ministro de Asuntos Exteriores de Mauricio, Jaya Krishna Cuttaree, y el diplomático brasileño Luis Felipe de Seixas Correa, quienes no tuvieron el aval suficiente entre los 148 países miembro.
Lavagna llegará la semana próxima a Ginebra cuando se esté definiendo al nuevo director general para participar en una reunión que evaluará el estado de negociaciones abiertas con la Ronda de Doha, cónclave que propuso cambios bastante importantes en el comercio mundial a favor de los países agrícolas como la Argentina. Esos enunciados, sin embargo, quedaron casi relegados a la categoría de proclama.