ECONOMíA
La expansión de la construcción tiene ya varios pisos más que una burbuja
Lejos de agotarse, el crecimiento en el sector de la construcción sigue acelerándose. En septiembre registró un aumento interanual del 17,7 por ciento. El impulso viene tanto de la obra pública como de inversión privada especulativa y para sectores de altos ingresos.
Siempre impulsada por obras públicas y viviendas para sectores de altos ingresos, la construcción siguió creciendo en septiembre. La expansión fue del 1,6 por ciento en el mes y del 17,7 interanual, informó el Indec. El acumulado en lo que va del año resultó 11,7 por ciento superior a los registros del año anterior. Durante el tercer trimestre el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) superó por primera vez los picos alcanzados en 1998. Los números consolidan al sector como uno de los pilares del crecimiento, tanto del producto como de la inversión.
Enrique Wagner, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, destacó a este diario el gran dinamismo que registra la obra pública. Del plan federal para la construcción de 120 mil viviendas ya se encuentran en marcha alrededor de 100 mil. Las provincias en que estas obras están más avanzadas son Chubut, Corrientes y Misiones. Otras obras de infraestructura destacadas por Wagner son las hídricas, como las canalizaciones y puentes de la cuenca del Salado, y las viales, como la duplicación de carriles de la Ruta 9 y la repavimentación de muchos corredores relicitados.
Existen dos indicadores que, de acuerdo con la experiencia, reflejan de manera casi directa el comportamiento de la actividad: la evolución del empleo registrado, que creció en el segundo trimestre el 36,4 por ciento interanual, una tendencia creciente que se mantendría en el tercer trimestre y hasta fin de año, y los despachos de cemento al mercado interno, que mostraron en septiembre un crecimiento del 25,4 por ciento con respecto a igual mes del año anterior.
La expansión de la obra privada, que sigue concentrada en la satisfacción de la demanda de altos ingresos, se retroalimenta con el boom especulativo registrado en el sector inmobiliario. En algunas zonas de Capital y en el norte del Gran Buenos Aires, el precio del metro cuadrado superó holgadamente los valores en dólares existentes antes de la devaluación. Si bien muchos analistas vaticinaron que el boom sería de corto plazo, la supuesta burbuja sigue inflándose. La encuesta cualitativa que se presenta junto al ISAC prevé su continuidad, aunque la mayor dinámica se espera en la construcción pública. Entre los empresarios dedicados mayoritariamente a la obra pública, un 64,5 por ciento cree que el nivel de actividad aumentará durante el cuarto trimestre, en tanto que entre los dedicados fundamentalmente a la obra privada, el 63 por ciento no espera cambios entre octubre y diciembre.
Pero más allá de las perspectivas que declaran los empresarios, los permisos de edificación otorgados (medidos sobre un registro representativo de 42 municipios) muestran en septiembre un crecimiento del 17,4 por ciento en términos de superficie a construir. En lo que va del año respecto a los primeros 9 meses del año anterior la suba acumulada fue de un significativo 34,8 por ciento.
En principio se creyó que la demanda de obra privada sólo se sostendría como un refugio de valor de los recursos financieros que se “desacorralaban”. Luego se afirmó que la alternativa de reserva de valor, que también era impulsada por las expectativas de mayores precios, se mantendría por la pérdida de confianza de los inversores individuales en los bancos. Lo concreto es que las bajas tasas de interés que ofrece el sistema financiero por los depósitos a plazo no son incentivo suficiente como para constituir una alternativa.
Un problema que enfrentan los sectores de ingresos medios para acceder a la vivienda, y que explica la ausencia de oferta privada para este segmento, es la creciente asimetría entre el precio de los inmuebles y los salarios. Si bien las tasas de interés de los créditos hipotecarios son similares e incluso inferiores a las que se pagaban durante la década pasada, el problema se encuentra en el nivel de ingresos de los particulares. La brecha entre salarios medios retrasados y el creciente valor de los inmuebles en dólares impide el armado de planes de financiación a largo plazo. La contracara de este fenómeno es el fuerte reajuste que, junto a los vencimientos de los contratos bianuales, comenzaron a experimentar los alquileres en muchas zonas.