ECONOMíA
La nacionalización del petróleo sigue flameando
El Grupo Moreno rescató ayer la bandera de la recuperación para el patrimonio nacional de las áreas productivas y de YPF. Encendidos discursos en un acto preparatorio del Centenario del Descubrimiento.
El Grupo Moreno congregó ayer a especialistas del rubro emparentados con algunas ideas básicas que suele proclamar el representante de la Fundación Illia, Gustavo Calleja. La primera: es necesario recuperar para el patrimonio nacional las empresas privatizadas del área, comenzando por YPF. Una versión menos ambiciosa de esa anhelada reestatización sería dejar en manos públicas las licencias para la explotación de áreas productivas, en la medida que vayan caducando.
La segunda consigna convocante es censurar la exportación de gas y petróleo cuando no está garantizado el consumo interno. Permitir la venta al exterior de un recurso estratégico entraña violar la Ley de Hidrocarburos y condicionar el futuro económico del país. Carlos Menem, a quien durante el acto se lo catalogó públicamente como “mafioso y traidor a la patria”, habría facilitado ese despojo con la ley de privatización de YPF, que permite la libre disponibilidad del crudo, y el decreto posterior que habilita idéntica facultad para el 70 por ciento de las divisas que obtengan todas las petroleras que operan en el país.
La tercera idea fuerza de la proyectada Comisión Nacional para la Conmemoración del Centenario del Descubrimiento del Petróleo Argentino –hallazgo que tuvo lugar en 1907 en Comodoro Rivadavia– es la de nacionalizar la renta. A todos los asistentes al acto de ayer les seduce la idea de repartir fronteras adentro los 10 mil millones de dólares que, según estiman, las petroleras envían afuera. Siguiendo “el camino del mar”, según las palabras del general Enrique Mosconi, promotor de YPF.
Nicolás Verini, director del Instituto del Gas y Petróleo de la UBA, prodigó números para dar una pauta del fenómeno. El 92 por ciento de la producción de crudo en la Argentina está en manos de sólo ocho empresas y Repsol captura más del 40 por ciento, el mismo liderazgo que ostenta en la refinación. La otrora empresa pública tuvo utilidades por 2512 millones de dólares en el primer semestre, lapso durante el cual habría exportado por 1351 millones.
Pero lo verdaderamente preocupante es el derrape en el nivel de reservas, según los datos que ofreció Verini. Hoy Argentina tiene crudo para menos de ocho años y “ni siquiera el barril a 60 dólares estimuló las inversiones”: la productividad promedio de los pozos cayó de 10 metros cúbicos por día a sólo 6 en la última década. Algo similar a lo que ocurrió con el gas. En el 2000, las reservas gasíferas alcanzaban para abastecer el consumo de diecisiete años, pero en el 2004 el horizonte no superaba los diez. Como agravante, el especialista subrayó que en los últimos años se construyeron siete gasoductos sólo para exportar el fluido a Chile.
Hubo un momento de verdadero éxtasis en el auditorio congregado en la Facultad de Ingeniería por el Grupo Moreno para celebrar el Día del Petróleo. Fue cuando el ex trabajador de YPF, representante del movimiento Oro Negro, José Tonón, advirtió que los ex integrantes de la empresa privatizada estaban dispuestos a “derramar su sangre” para recuperarla y “pasar a la clandestinidad” para comenzar “acciones que provoquen un daño económico a Repsol”. Entonces, el aula magna se estremeció con aplausos fervorosos. Poco antes, la dirección del Instituto del Gas y el Petróleo de la Universidad de Buenos Aires enmarcó las consignas con datos precisos que pintan el magro horizonte de reservas hidrocarburíferas del país.
No hubo nadie del Gobierno que pudiera incomodarse cuando Tonón, en otro pasaje ovacionado de su intervención, aclaró que la recuperación de los tesoros energéticos para el patrimonio nacional de ningún modo incluía a la empresa pública Enarsa, iniciativa con la que disiente. O cuando el representante de la Federación Universitaria Argentina, Guillermo Caporaletti, recordó que (Néstor) Kirchner dio sus votos para resolver la privatización de YPF.