América latina es la región del planeta con peor distribución del ingreso. La Cepal, de todos modos, valoró que en 2005, por segundo año consecutivo, la pobreza se redujo en la región. Pero la Comisión Económica para América latina y el Caribe no dejó de remarcar que el nivel sigue siendo demasiado alto, dado que afecta a 213 millones de personas, 40,6 por ciento de la población, 88 millones de los cuales (16,8 por ciento) son indigentes.

Las mejores condiciones económicas, las remesas de dinero de los emigrantes y el aumento del gasto social contribuyeron a quebrar la tendencia al aumento de la pobreza en la región que imperaba desde 1990, según la Cepal. Las nuevas mediciones indican que el flagelo disminuyó en la mayoría de los países. En la Argentina descendió 16 puntos porcentuales, y la indigencia lo hizo en 9,8 puntos respecto de 2002.

En México se mantuvo la tendencia a la baja iniciada en 1996 con una nueva reducción de 2,4 por ciento en relación a aquel año. Los datos muestran que la región avanzó en 51 por ciento hacia el cumplimiento de la primera meta del Milenio: para 2015 reducir a la mitad la porción de población en pobreza extrema registrada en 1990.

Esta es “una noticia alentadora”, según la Cepal, aunque no debe olvidarse que el progreso es todavía insuficiente en relación con el tiempo transcurrido para alcanzar la meta, que equivale al 60 por ciento, es decir, 15 años de un total de 25. En su habitual Panorama Social, el organismo examinó la situación de los países en cuanto a las carencias básicas de la población en vivienda, acceso a agua potable, saneamiento y educación básica.

Más de 30 por ciento de la población en nueve países de un total de 14 vive hacinada, conviviendo de a tres o más personas por cuarto. Un porcentaje similar carece de conexión al alcantarillado público, o a una fosa séptica en las áreas rurales, en 13 de 17 países. Los envíos de dinero desde el exterior permitieron que no menos de 2,5 millones de latinoamericanos salieran de la pobreza. Esos envíos equivalen al 29 por ciento del PIB en Haití, al 18 en Nicaragua, al 17 en Guyana y Jamaica y al 16 en el Salvador.