El Banco Central está convulsionado. La mayoría de los directores quedó enfrentada a la línea de técnicos de la entidad, que está encabezada por un economista egresado de la ultraortodoxa CEMA y que fue promovido por Martín Redrado. El cortocircuito se produjo cuando algunos integrantes del directorio leyeron que en un informe del Banco Central se promovían medidas de neto corte ortodoxo para abortar la actual dinámica inflacionaria.

El trabajo en cuestión es el Informe de Inflación, el más importante que publica el BCRA. Aparece cada tres meses y en él se analizan, además de las cuestiones financieras, las perspectivas de la economía. La edición correspondiente al primer trimestre de 2006 estaba prevista para el miércoles 18, de acuerdo con el calendario presentado por el Central en su página de Internet. Las objeciones presentadas a viva voz por la mayoría de los directores obligó a la postergación de la edición.

En el informe, los economistas de la línea habían sugerido que el Banco Central debía llevar a cabo una reducción del estímulo monetario, con el objetivo de evitar una convalidación de las expectativas inflacionarias. En otras palabras, y sin eufemismos, esa postura aconsejaba una suba de las tasas de interés para enfriar la economía.

El Gobierno se viene oponiendo a un encarecimiento en el costo del dinero. En oposición, la estrategia para frenar la suba de los precios hizo eje en los acuerdos de precios con las principales compañías. Hace unos días, el propio Néstor Kirch-

ner señaló que estaba en desacuerdo con seguir las recetas ortodoxas para bajar la inflación. En este contexto, los directores del Central, en su mayoría kirchneristas y ex lavagnistas, frenaron la publicación del Informe. Estos directores se repartieron la tarea de introducirle correcciones al documento oficial.

Anoche, en Reconquista 266, sede del BCRA, desconocían la resolución del conflicto. Redrado se reincorporará en sus funciones esta mañana, después de las vacaciones, y tratará de encontrar una solución.

El informe que fue frenado contenía otras alusiones a la marcha de la economía, en las cuales también existían discrepancias. Algunos directores plantearon además que en el informe se estableciera que el Banco Central continuará interviniendo en el mercado para sostener el tipo de cambio. Este punto se encuentra en oposición total con la visión de la línea técnica: esos economistas siguen reclamando que la autoridad monetaria se corra del mercado y habilite una baja del dólar.

La posición de los economistas del BCRA está en sintonía con sus colegas de la city, que vienen reclamando suba de tasas y una mayor contracción monetaria para aplacar la inflación.

La pelea en el BCRA dejó a la luz las tensiones existentes en el organismo. De un lado, la visión económicamente ortodoxa de la línea técnica, a cuyos líderes promovió Redrado, y el directorio. El jefe del Central no cuenta con directores que le respondan políticamente. Hoy deberá definir de qué lado está.