La ministra de Economía, Felisa Miceli, homenajeó ayer, junto a otros integrantes del gabinete nacional y empleados de su cartera, a los trabajadores de esa repartición desaparecidos durante la última dictadura militar y repudió el plan económico instaurado bajo ese régimen, al que vinculó con el que puso en marcha el menemismo en los ’90. Al instalar en el Palacio de Hacienda una placa recordatoria de aquellos hechos, Miceli hizo referencia a “un golpe de Estado sostenido en el crimen, la usurpación de bienes, la tortura, el exilio, el apoderamiento de niños nacidos en cautiverio, la persecución (...), la censura y persecución de las opiniones que resultaban críticas”.

Miceli recordó que el 2 de abril de 1976 “fue la fecha en que el ministro designado por la dictadura militar, José Martínez de Hoz, pronunciaba su primer discurso, alocución en la que quedaba delineado el programa del neoliberalismo para la Argentina. Quince años después entraba en vigencia la ley de convertibilidad; así, la cercanía de ambas fechas marca una coincidencia en el almanaque que sintoniza simbólicamente con la continuidad de un proyecto económico parido en la primera de ellas”.

“Nos han llevado al mismísimo infierno, hoy llegamos a divisar el purgatorio, pero queda muchísimo por hacer”, señaló la ministra al referir el camino recorrido desde entonces y, fundamentalmente, la reversión del proceso con posterioridad a la crisis del 2001.

“Aquel 2 de abril, Martínez de Hoz anunciaba la liberalización de los precios con congelamiento de salarios y aumento de tarifas, comenzando autoritariamente un proceso de redistribución regresiva del ingreso (...). La política económica del gobierno militar se nutrió teóricamente en el paradigma ultraliberalizador que ganaba influencia en ámbitos universitarios neoconservadores del Norte, cuyo centro emblemático era la Universidad de Chicago”, rememoró. “Ese pensamiento era muy apreciado por los capitales financieros ligados a la especulación, y en aquellas épocas extendía su influencia impulsando la reorganización retrógrada de muchas sociedades, alcanzando durante los ’80 y los ’90 su hegemonía en la esfera internacional. El Consenso de Washington de 1989 fue el hito consagratorio de dicho predominio del que el plan de Martínez de Hoz fue una triste avanzada y el plan de convertibilidad, el marco de su mayor despliegue”, completó.

Finalmente, recordó que “este ministerio también fue víctima del terrorismo de Estado. Las nóminas de detenidos-desaparecidos también las integran muchos trabajadores que se desempeñaban en sus diferentes áreas, dependencias y organismos. A ellos, a los que ya no están con nosotros y que eran nuestros compañeros de trabajo, que han dejado su vida en una lucha que los comprometía por un país digno de ser vivido, es a quienes honraremos mediante un testimonio con el que intentamos aportar a dar fe de sus entregas y que sea una prueba de nuestro reconocimiento”, dijo, antes de invitar a los presentes a instalar la placa.