Jueves, 1 de junio de 2006 | Hoy
A un asalariado en blanco le cuesta un 40 por ciento más adquirir un electrodoméstico en relación con el período del 1 a 1.
Por Claudio Zlotnik
Lo saben quienes, a pocos días del Mundial, decidieron darse el gusto y se compraron un televisor común o un plasma. También aquellos que, por fin, dieron de baja a la oxidada heladera para cambiarla por una nueva o quienes le pusieron el ojo al lavavajilla. Para un asalariado en blanco, comprar un electrodoméstico cuesta en la actualidad un 40 por ciento más que durante la convertibilidad. O, lo que es lo mismo, el salario rinde un 40 por ciento menos en las tiendas que despachan esos productos.
El retroceso del poder adquisitivo no se limita a los electrodomésticos. La misma tendencia existe en el sector automotor. Allí también los sueldos rinden menos que durante el uno a uno. La investigación realizada por Leonardo Bleger, economista jefe del Banco Credicoop, deja un lugar para el optimismo: el poder de compra de bienes durables de los asalariados se viene recuperando. En el año 2002, en el peor momento de la crisis, era la mitad de lo que es en la actualidad.
Hay un dato que parece contradecir esa situación: a pesar de la retracción del poder adquisitivo, el consumo de productos de audio, video y de informática se incrementó ¡un 361 por ciento! en los últimos tres años, mientras que las ventas de equipos de aire acondicionado se multiplicaron por cuatro y la venta de cero kilómetro se incrementó un 139 por ciento.
El fuerte incremento de los precios de los electrodomésticos y de los autos es clave para explicar la caída del salario real en términos de esos bienes. Hay que recordar que los trabajadores formales le vienen ganando la carrera a la inflación: desde la salida de la convertibilidad subieron 10 puntos porcentuales por encima que el índice de precios al consumidor. Por el contrario, los empleados públicos y los trabajadores en negro están perdiendo 23 y 30 por ciento, respectivamente, en relación con la inflación.
¿Cómo se explica entonces el boom de consumo de electrodomésticos y la fuerte expansión en las ventas de autos? La clave está en el crédito. Los préstamos para el consumo fueron los que más crecieron desde que la economía se recuperó. El informe reseñó que el otorgamiento de esas líneas se triplicó en los últimos dos años. De hecho, la financiación bancaria al consumo se encuentra en 3,8 puntos del Producto Bruto, un nivel record. Un informe del Centro de Economía y Finanzas Cefid-Ar dio cuenta de que ese proceso de crecimiento continuó en mayo: el stock de préstamos personales se elevó un 3,2 por ciento, por un total de 278 millones de pesos.
De acuerdo con las perspectivas de Bleger, los costos de los créditos se mantendrán estables en el corto plazo a pesar de que los bancos están elevando el rendimiento de los plazos fijos.
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