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El aumento “no salarial” de 100 pesos para el sector privado desató el reclamo empresario. Distintas cámaras argumentaron la imposibilidad de afrontar el nuevo costo y propusieron que sea deducido de impuestos. Antes de ser firmado, el decreto de necesidad y urgencia podrá sufrir modificaciones. La ministra de Trabajo, Graciela Camaño, consideró que aquellas empresas que ya produjeron aumentos podrán considerarlos a cuenta. Aunque el reajuste es presentado por el Gobierno como un incentivo para el consumo, analistas privados señalaron su limitación. Su efecto apenas significará una suba del uno por ciento del consumo global.
La oposición más activa al aumento fue de la Cámara Argentina de Comercio. Con la firma de su titular, Jorge Di Fiori, hizo llegar su posición al ministro Roberto Lavagna. “No convalidamos ningún aumento de salarios que no sea tomado a cuenta de cancelación de obligaciones impositivas”, destaca. Los sectores más beneficiados por el nuevo tipo de cambio, en cambio, especulan sobre las ventajas de eludir una discusión salarial. El abogado de la Unión Industrial Argentina, Daniel Funes de Rioja, señaló que “si hubiera un llamado a paritarias, la presión inflacionaria sería mayor; por eso la industria apoya este aumento”.
La suba de 100 pesos tiene mayor impacto sobre costos en los salarios más bajos y en las firmas con más mano de obra intensivas, esto es, en las pymes. Además, como señala un estudio divulgado por Página/12 en su edición de ayer, un tercio de las grandes empresas ya otorgaron algún tipo de mejora salarial en los últimos meses.
Ernesto Kritz, titular de la Sociedad de Estudios Laborales, señaló a Página/12 que los 100 pesos sólo se pagarán en el sector privado formal, lo que significa el 23 por ciento de la población económicamente activa. Si se calcula que un 10 por ciento no lo pagará, se tiene que sólo llegará a un quinto de la PEA. Como parte del aumento se trasladará a precios -Kritz calculó este traslado en 2,5 por ciento–, se tiene que para casi el 80 por ciento de la población significará una disminución de la demanda de 2,5 por ciento. El resultado neto será un aumento del consumo privado del 1 por ciento. Desde el Ministerio de Trabajo consideran, sin embargo, que los sectores que están fuera del sector formal serán beneficiados por el plan para Jefes y Jefas de Hogar desocupados.