En un encuentro encabezado por el ministro de Planificación, Julio De Vido, para seducir inversores, los empresarios de la Federación Industrial de Alemania elogiaron ayer la recuperación económica argentina y plantearon los interrogantes que les genera la política oficial de control de precios, la crisis energética y las relaciones con el gobierno venezolano de Hugo Chávez. “Vamos a seguir trabajando en el análisis de la estructura de costos igual que lo hicieron ustedes en la posguerra, para darle competitividad a la economía a partir de un esquema de precios razonables” respondió el ministro. Sobre Venezuela se limitó a decir que la relación es “buena” y aclaró que “por el momento el Mercosur es una unión comercial que no impone condicionamientos a la política interna de sus socios”.

En la reunión participaron empresarios de Bayer, Siemens, Hochtief, Wintershall y ThyssenKrupp, entre otras. De Vido realizó una exposición de media hora y luego se abrió el juego a las preguntas. “Ustedes aprendieron de sus errores y nosotros estamos aprendiendo de los nuestros. Ya han pasado cinco años de la crisis de 2001 y, si bien no todos los temas están solucionados, hay ciertos logros”, aseguró el funcionario para luego dedicarse a enumerar todos los indicadores macroeconómicos favorables que cosechó el presidente Néstor Kirchner, desde que inició su mandato en mayo de 2003. La presentación incluyó gráficos sobre el crecimiento de PBI, inversión, consumo, superávit fiscal, reservas, empleo y salarios. Luego llegó el turno de destacar “el tipo de cambio competitivo que nos permite tener un sector externo fuertemente superavitario”.

Del lado empresario, se mostraron asombrados por la recuperación del país y le agradecieron al ministro que haya basado su presentación en hechos y no palabras. Luego comenzaron a exteriorizar sus dudas. Martín Grub, miembro de la empresa Bayer, fue quien preguntó si la política de control de precios va a continuar. De Vido confirmó que el Estado seguirá interviniendo en la economía, porque “los precios no siempre reflejan el principio de la escasez genuinamente determinado”. No obstante, aclaró que la mayoría de las empresas que trabajan en el país ganaron millones en los últimos años. “A veces soy un poco odioso, pero creo que hay que mirar los balances anteriores a 2001 para darse cuenta que las empresas están ganando más”, afirmó. Más tarde volvió a defender el “control de costos” al asegurar que “con algunos sacrificios de rentabilidad se obtienen beneficios que son para todos”.

Otro de los empresarios lo consultó sobre “lo que trasciende en la prensa acerca de una crisis energética”. “El tema ha sido muy vapuleado”, destacó para luego enumerar las inversiones que se están realizando en el sector, desde las centrales termoeléctricas hasta el reciente plan Energía Plus, implementado para ampliar la oferta de los grandes usuarios.

La consulta sobre la relación con el gobierno de Chávez surgió como una réplica luego de que De Vido criticara los subsidios agrícolas de las principales potencias y los señalara como un límite que frena una mayor integración con la Unión Europea. En ese momento, le señalaron que los subsidios representan un inconveniente, pero que también era problemático el vínculo de Argentina con Venezuela, “un país asociado con Irán”. El ministro destacó entonces como un hecho positivo el haber sextuplicado la relación comercial con Venezuela, pero tomó distancia de las alianzas de Hugo Chávez con Irán al recordar que la relación existente con el gobierno Mahmud Ahmadinejad es “mínima” debido a los pedidos de captura dictados por la justicia argentina contra el ex presidente iraní, Alí Rafsanjani, y otros siete ex funcionarios de esa nacionalidad a quienes se acusa de estar vinculados con el atentado a la Amia. Una vez concluido el encuentro, De Vido se entrevistó con los ministros de Asuntos Exteriores y Transporte y emprendió su regreso hacia la Argentina.