El secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, viajó la semana pasada a la Cumbre del Mercosur para firmar un convenio destinado a financiar la lucha contra la fiebre aftosa en la región. Página/12 aprovechó para consultarlo en la ciudad de Asunción sobre las críticas permanentes que recibe la política agropecuaria por parte de las entidades que representan a los productores rurales. “Lo que transmiten los dirigentes no coincide con lo que piensan las bases”, aseguró.

–Federación Agraria concluyó el jueves una semana de protesta, pues afirman que los pequeños productores están siendo desplazados por un modelo que favorece la concentración de la tierra en pocas manos. ¿Qué hace el Gobierno para evitar esa concentración?

–Ellos reconocen el avance integral de la economía y específicamente de la agricultura, pero cuestionan el desplazamiento que sufren a manos de los pools de siembra. Es un tema que estamos analizando no sólo con Federación Agraria sino con el Foro de Agricultura Familiar, pero es importante aclarar que este Gobierno es uno de los que más hizo por los pequeños productores a través de ese Foro. También utilizamos los programas de intervención que tiene la secretaria y otros organismos del Estado para atenderlos. Junto con el INTA y las provincias hemos puesto a su disposición tecnologías para que mejoren la producción. Por ejemplo, en Formosa hay una estación experimental para que un pequeño productor pueda hacer siembra directa. Todos los reclamos hay que atenderlos, pero creo que hemos dado pasos importantes.

–También se quejan por las condiciones que se fijaron para la reestructuración de las deudas que mantienen con el Banco Nación.

–Algunas cuestiones técnicas se siguen tratando de resolver, pero no creo que haya problema. Vamos hacia una resolución definitiva del tema de los endeudamientos.

–El campo está a punto de lograr una cosecha de 100 millones de toneladas y el precio de los principales cultivos está en niveles record. Sin embargo, no sólo se quejan las entidades que nuclean a los pequeños productores sino también las que representan a los grandes.

–El problema de las entidades no es productivo-agropecuario sino de otro tipo. Creer que quien está en la dirigencia agropecuaria está desvinculado de las cuestiones ideológicas y políticas es una utopía. Yo me caracterizo por recorrer mucho el interior y lo que me expresan es que ahora hay mejores posibilidades de crecimiento. Lo que transmiten los dirigentes no coincide con lo que piensan las bases.

–Las entidades y los molinos critican el sistema de compensación destinado a la cadena del trigo, ¿van a introducir modificaciones?

–Nosotros queremos que el productor reciba el mayor precio pleno porque eso es un estímulo a la siembra y al proceso productivo. Al mismo tiempo, nos interesa que el molino pueda comprar ese trigo al precio que necesitamos para el mercado doméstico así no se afecta el índice de inflación. Todas estas cuestiones ameritan ajustes, pero seguimos trabajando para solucionarlas. En la Secretaría de Agricultura hay reuniones permanentemente por este tema.

–¿Por qué Argentina decidió financiar a los países más chicos del Mercosur para que combatan la fiebre aftosa?

–Dentro del Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur, destinado a reducir las asimetrías entre los países del bloque, se creó un programa llamado Mercosur Libre de Fiebre Aftosa y se firmó un convenio de financiamiento para seguir profundizando acciones sanitarias en conjunto, tendientes a eliminar la enfermedad o, por lo menos, para tener un mayor control. Los virus pasan la frontera. Por eso es importante combatirlo a nivel regional. En este caso se va a apoyar más a Paraguay y Bolivia.