Jueves, 16 de agosto de 2007 | Hoy
Caída generalizada de las cotizaciones de acciones y bonos. La plaza argentina fue más castigada. El MerVal retrocedió 5,2 por ciento.
Por Claudio Zlotnik
La crisis bursátil internacional se profundizó ayer, con una de las caídas más pronunciadas en bonos y acciones desde que comenzaron las turbulencias. La extendida versión de la quiebra del mayor prestamista de créditos hipotecarios de los Estados Unidos potenció la corrida. Y el mercado argentino fue uno de los más golpeados. El índice MerVal perdió 5,2 por ciento y quedó en el peor nivel del año (1924,7 puntos). Los papeles de la deuda volvieron a registrar fuertes quebrantos, de entre 1,6 y 5,7 por ciento. Ni siquiera una nueva intervención de la Reserva Federal, esta vez por 7000 millones de dólares, detuvo la caída. El Dow Jones cedió 1,3 por ciento, la Bolsa de San Pablo, el 3,2 por ciento, y la de México perdió el 2,6. Martín Redrado, presidente del Banco Central, mantuvo contactos con otros banqueros centrales para evaluar la crisis.
El rumor de una inminente quiebra de la firma Countrywide, la más grande en el mercado de créditos hipotecarios, provocó una ola de ventas de activos financieros a última hora. Hasta ese momento, Wall Street mostraba alzas y retrocedían los emergentes. Argentina era otra vez la más castigada por los operadores.
A pesar de que los papeles de la deuda argentina caen más que el promedio, ayer esa tendencia negativa se había profundizado por dos factores: la recomendación de Pimco, el fondo de inversión más grande en países emergentes, de vender bonos argentinos y el anuncio del aumento de las jubilaciones. De acuerdo con los análisis de las consultoras de la city, la erogación de 404 millones de pesos mensuales adicionales para financiar el nuevo incremento a la clase pasiva achicará el superávit fiscal y hará al país menos solvente, justo en medio de la agitación de los mercados financieros. Esa visión ortodoxa no toma en cuenta que la Argentina mantiene no sólo un superávit fiscal, sino también un constante ingreso neto de divisas del comercio internacional, de unos 1000 millones de dólares mensuales.
El bono que más cayó fue el Bogar, un 5,7 por ciento, nominado en pesos y con vencimiento en 2018. El Par en pesos perdió 5,6 por ciento y el Discount en moneda local, el 4 por ciento. Los cupones atados al crecimiento de la economía, que hasta hace un par de meses eran la inversión estrella, retrocedieron entre 3,2 y 4,4 por ciento. En cuanto a las acciones, el MerVal lleva perdido el 16,5 por ciento desde su nivel record de 2303 puntos alcanzados hace menos de un mes, exactamente el 23 de julio último.
El derrape bursátil genera preocupación en los bancos centrales de países desarrollados. El consenso en esos despachos oficiales es que todavía es temprano para saber la gravedad de la crisis. En la Reserva Federal de Nueva York, por ejemplo, aseguran que les resulta muy difícil estimar la magnitud de la cartera crediticia irregular. La razón principal es que, con el auge de los préstamos baratos y las viviendas caras, en los Estados Unidos florecieron financieras que se dedicaron a dar líneas a deudores poco calificados y que lo hicieron por afuera de la regulación oficial. Esa explicación fue la que escuchó ayer Redrado cuando quiso interiorizarse sobre la convulsión. Similar impresión tienen en otros bancos centrales, como los de Italia y Francia. La incertidumbre es total, a pesar de la multimillonaria intervención de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo. Ayer, la FED inyectó 7 mil millones de dólares, con lo cual ya totalizó 71 mil millones de dólares. Desde que empezó la agitación, hace tres semanas, el auxilio de los bancos centrales totalizó alrededor de 300 mil millones de dólares.
A diferencia de lo que ocurrió en Brasil, el mercado cambiario y monetario argentino se mantuvo en calma. La cotización del dólar se mantuvo en 3,18 pesos y la tasa interbancaria saltó medio punto, al 10,3 por ciento anual, con una fuerte intervención del Banco Nación. A su vez, el Central inyectó 100 millones de pesos en liquidez a través de la recompra de Letras. En el país vecino, el dólar subió a 2,03 reales. Lula da Silva se vio obligado a hablar sobre la crisis: “La turbulencia estadounidense no le va a causar problemas a Brasil porque la economía brasileña vive un momento de tranquilidad enorme”, sostuvo el jefe de Estado. En la city porteña, en tanto, los más demandantes de divisas fueron las empresas y los bancos extranjeros. La orden desde las casas matrices es que las entidades deben cubrirse ante las turbulencias. Tal como ocurrió en otras jornadas bursátiles complicadas, en las casas de cambio y en los bancos se notó una mayor demanda de billetes verdes por parte del público minorista.
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