El ministro de Economía, Miguel Peirano, se reunirá hoy en el Palacio de Itamaraty de Río de Janeiro con sus pares de Venezuela, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Uruguay para avanzar en la definición del documento fundacional del Banco del Sur. El objetivo es dejar todo listo para que los presidentes puedan rubricar el acta el mes próximo, tal como adelantó el líder venezolano, Hugo Chávez, hace dos semanas. La constitución formal del organismo estaba prevista originalmente para fines de junio, pero las desavenencias existentes entre los principales socios fueron demorando la iniciativa. Fuentes de Economía aseguraron ayer a Página/12 que el capital inicial podría superar los 7 mil millones de dólares, pero sólo cerca de un 10 por ciento se integrará en efectivo.

El Banco del Sur es una idea original del presidente venezolano, Hugo Chávez, quien en agosto de 2004 propuso la conformación de una entidad financiera regional para no tener que pedirles prestado a organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial. El proyecto contó con la adhesión inicial de la Argentina, Ecuador y Bolivia. Brasil, en cambio, se mostró reticente y propuso fortalecer otras instituciones, como la Corporación Andina de Fomento, pero finalmente terminó sumándose al proyecto.

Las dudas en torno del verdadero interés de Brasil las despejó la semana pasada el ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, quien durante una visita a Quito sostuvo que si su país ha convocado a esta reunión en Río de Janeiro es porque desea estar en el Banco del Sur. “Brasil tiene toda la intención de estar ahí y creemos que va a ser posible llegar a un acuerdo”, declaró.

Chávez y el presidente de Ecuador, Rafael Correa, pretendían que el banco fomente las inversiones y además adopte el papel de prestamista de última instancia en la región, algo así como un FMI del Sur. Sin embargo, la Argentina y Brasil se opusieron, argumentando que sólo se debe limitar a financiar proyectos en sectores clave de la economía para mejorar la competitividad y el desarrollo científico y tecnológico, tal como lo hace el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil. Esta postura es la que terminó imponiéndose.

La intención es que cada uno de los socios suscriba igual cantidad de acciones y la última versión indica que el capital inicial del banco podría superar los 7 mil millones de dólares. Sin embargo, el capital que efectivamente se integrará será mucho menor. En uno de los últimos borradores se destaca lo siguiente: a) El 80% del valor nominal de cada acción será integrado en dólares: 10% en efectivo y en cuotas (esto implica un desembolso en efectivo del 8% del capital suscripto); y el 90% restante mediante un certificado a favor del Banco en dólares, pagadero en caso de necesidad del Banco. b) El 20 por ciento restante del valor nominal de cada acción será integrado en la moneda local del Estado: 30% en efectivo y en cuotas (esto implica un desembolso en efectivo del 6% del capital suscripto) y 70% con un certificado a favor del Banco, en su moneda local, ajustable periódicamente y pagadero en caso de necesidad del banco.

La sede central de la entidad funcionará en Caracas y tendrá un consejo ministerial integrado por los ministros de Economía de los distintos Estados. Para gestionar el banco cotidianamente existirá un directorio encargado de aprobar el presupuesto y los estados contables, elegir al presidente, ejecutar la política financiera, crediticia y económica y acelerar operaciones de crédito. El objetivo es que cada país ponga un director para evitar la lógica de los organismos multilaterales dominados por los países desarrollados.