Las personas que trabajan “en negro” y los empleados públicos fueron los que sacaron la peor parte después de la devaluación. Sus ingresos quedaron rezagados en relación con el incremento de los precios. Este año, sin embargo, empezaron a recortar las pérdidas, al lograr aumentos superiores a los de los trabajadores formales y también mayores a la inflación –aunque la medición de ésta se encuentra bajo fuerte sospecha–. Septiembre puso un freno a esa tendencia de recuperación, ya que otra vez los registrados encabezaron el ranking de aumentos salariales, seguidos por los informales y los estatales. Una vez superado el hiperdesempleo, el desafío para el Gobierno es mejorar el nivel de los salarios en conjunto y achicar esas brechas, combatiendo esencialmente el empleo en negro.

En promedio, los sueldos crecieron en septiembre 1,34 por ciento, contra una inflación –discutida– del 0,8 por ciento. Los trabajadores del sector privado registrado lograron una suba de 1,72 por ciento, contra un alza de 1,49 de los informales y del 0,3 de los empleados públicos. Este último sector había obtenido un fuerte reajuste en agosto, del 7,67 por ciento.

Dentro del sector privado formal, se otorgaron aumentos en los sectores del comercio, la fabricación de papel, servicios deportivos, culturales y esparcimiento, agricultura, ganadería, pesca y servicios inmobiliarios.

En el acumulado del año, la suba sigue favoreciendo a los empleados públicos, con un incremento de 23,99 por ciento, seguido por el sector informal, con una mejora de 17,82 por ciento, mientras que los trabajadores registrados gozaron de un incremento de 14,92 por ciento. Frente a la inflación oficial del 5,8 por ciento entre enero y septiembre, en todos los casos hubo una importante recuperación del poder adquisitivo.

El informe del Indec destaca que al cotejar los salarios de septiembre con los de diciembre de 2001, último mes de la convertibilidad, los ingresos en promedio crecieron 120,84 por ciento. En el mismo período, la inflación fue del 102,4 por ciento. En esa comparación posterior a la crisis, los aumentos en el sector registrado fueron de 159,69 por ciento, casi el doble que las subas de los trabajadores en negro, que fue del 86,03 por ciento, y en el sector público, del 78,89 por ciento.

Esos resultados muestran claramente quiénes resultaron ganadores y perdedores tras el derrumbe de la convertibilidad. En conjunto, la economía fue capaz de generar puestos de trabajo para bajar la desocupación desde más del 23 por ciento al 8,7 actual. Al mismo tiempo, la informalidad disminuyó de un pico del 49 por ciento al 41 actual. La situación de quienes permanecieron o lograron sumarse al mundo de la formalidad vieron una mejora en el poder de compra de su salario –que son diferentes según el sector–, mientras que los trabajadores en negro y los empleados públicos vienen perdiendo el partido.

Un estudio de la UADE revela que el salario real en términos de alquileres creció 4,5 por ciento en el último año. El resultado surge de una suba anual de 23,3 por ciento en el sueldo nominal promedio y de 17,9 en el valor de las locaciones, comparando agosto del 2007 con el año anterior.