Lunes, 26 de noviembre de 2007 | Hoy
Un informe de la Cepal muestra que los capitales extranjeros siguen desembarcando en el país, aunque con pocas posibilidades de comprar firmas de origen nacional porque la mayoría ya fue vendida. Los números de los diversos sectores.
Por Fernando Krakowiak
En la década del ’90, el capital extranjero destinado a la compra de empresas locales fue el componente más importante de los flujos de inversión directa (IED) que recibió el país, representando el 56 por ciento del total. Desde la devaluación, ese porcentaje se redujo al 25 por ciento, sumando apenas 2721 millones de dólares. Sin embargo, un informe reciente de la Cepal revela que el monto de las transacciones se eleva a 10.365 millones si se consideran también las operaciones de compraventa protagonizadas exclusivamente por firmas extranjeras, las cuales no son contabilizadas en el balance de pagos. Esto significa que los capitales extranjeros continúan desembarcando en el país, pero la chance de comprar firmas de origen nacional se reduce porque la mayoría ya fue vendida anteriormente.
Un caso paradigmático es el del petróleo. En los ’90, la producción de crudo y gas quedó casi exclusivamente en manos extranjeras debido a la desregulación y privatización del sector. Desde entonces, para adquirir una compañía petrolera se debe acordar la transacción con un no residente. Es por ello que el importante movimiento de fusiones y adquisiciones que ha habido en los últimos años no quedó registrado en el balance de pagos, ya que fueron operaciones entre empresas extranjeras.
En el informe de la Cepal elaborado por los investigadores Gabriel Bezchinsky y Marcelo Dinenzon, entre otros, se detalla que entre 2002 y 2006 las firmas extranjeras realizaron compras en el sector petrolero por 4075 millones de dólares, pero el 71,6 por ciento fueron transacciones entre no residentes. Por ejemplo, en 2002 la brasileña Petrobras se quedó con Pecon, en 2005 la estadounidense OXY compró Vintage y un año después otra estadounidense llamada Apache adquirió Pionner y PAF, pero sólo la venta de Pecon provocó una mayor extranjerización del sector, pues las otras firmas ya eran controladas por multinacionales foráneas.
En minería la situación es similar. Hasta la década del ‘90, la IED orientada al sector era poco significativa, pero luego de la sanción de la Ley de Inversiones Mineras, en 1993, que otorga múltiples beneficios a las corporaciones, la extranjerización creció notablemente. Luego, entre 2002 y 2006, se concretaron fusiones y adquisiciones por 1269 millones de dólares, pero en todos los casos se trató de operaciones entre capitales extranjeros.
En el rubro Alimentos, Bebidas y Tabaco, los capitales extranjeros realizaron transacciones por 2422 millones de dólares durante el mismo período y apenas 101 millones se destinaron a adquirir una firma en manos de firmas locales. Mientras que en comercio, el capital foráneo protagonizó compras por 336 millones y sólo 21 millones fueron contabilizados en el balance de pagos por haber sido utilizados para adquirir firmas locales.
La venta de empresas nacionales movió apenas 3054 millones de dólares, a los que se les descontaron 333 millones utilizados por firmas locales para comprar compañías en manos de capitales extranjeros. Por lo tanto, en el balance de pagos quedaron registrados 2721 millones de dólares. Las transacciones que supusieron un incremento de la inversión extranjera directa fueron 38, dentro de las cuales se destaca, por el monto de las operaciones, la venta de Pecon Energía a Petrobras, el canje de acciones de Siderca por Tenaris, la venta de la cementera Loma Negra a la brasileña Camarco Correa y el ingreso de Belgo Mineira en Acindar.
En las operaciones que supusieron una real extranjerización, Brasil tuvo una participación preponderante, tal como se observa. Sus compras equivalieron al 55 por ciento del valor total de esas transacciones. La importancia no está dada sólo por el monto desembolsado sino por el hecho de que estos inversores han adquirido empresas que son líderes en los sectores de actividad donde actúan, aunque es importante aclarar que algunas de ellas son controladas por multinacionales de otros países, tales son los casos de Brahma (controlada por la belga Inbev) y Belgo Mineira (propiedad de Arcelor-Mittal).
Los 333 millones destinados a la compra de firmas extranjeras por parte de capitales residentes se concentraron en el sector financiero y en el de las empresas de servicio público privatizadas, de donde algunas multinacionales se retiraron en el peor momento de la crisis. No obstante, apenas la economía comenzó a mejorar esa incipiente fuga se detuvo y las corporaciones extranjeras se reacomodaron para operar en el nuevo escenario. Los aportes de capital destinados a la cancelación de deudas constituyeron el componente más importante de la IED y a partir de 2004, comenzó a crecer el flujo destinado a la compra de compañías, aunque como pudo verse ya no se dirige a la compra de firmas de capital nacional porque las que quedan son pocas. En la actualidad, la mayoría de las fusiones y adquisiciones que se concretan en el país son protagonizadas exclusivamente por corporaciones extranjeras.
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