“Los que tienen problemas conmigo son los evasores del campo, no los hombres del campo.” Con esta aclaración, Santiago Montoya se mantuvo en su posición en la disputa pública que mantiene con los dirigentes ruralistas, luego de identificar al sector como uno de los principales focos de evasión. Sin embargo, tal como se ocupó de subrayar el titular de Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (ARBA), su esmero por distinguir entre los que transgreden la ley tributaria y los que no están lejos de implicar una retractación.

“Si algunos dirigentes creen que un terrateniente precisa evadir para acrecentar sus ganancias, que lo digan abiertamente. Y si no, que trabajen con nosotros para el bien común. Si quieren defender a los pools de siembra, que eluden los controles pagando todo en granos, pues que lo digan a la población. Y si no, que nos ayuden a controlarlos”, embistió el funcionario bonaerense.

Montoya ya había intentado la distinción entre buenos y malos, poco antes. “Les hago llegar disculpas a cualquier productor que hayamos ofendido, porque no es que el campo sea evasor sino que en ese sector hay gente que cumple y hay evasores”, había afirmado. En base a estos dichos, una agencia de noticias interpretó que el recaudador había “pedido disculpas públicas a los hombres de campo”, cuestión que el aludido se ocupó de negar de modo rotundo a través de una gacetilla.

Para el responsable de ARBA, el campo evade por un monto anual que oscilaría entre 800 y mil millones de pesos, sumando Ingresos Brutos y Sellos. Esta conclusión está sostenida en el rastreo satelital de los campos, que le permite a la nueva agencia estimar con más rigor cuánto se produce, es decir, la base sobre la que se calculan luego los tributos. En uno de los encuentros con Pedro Aspeolaza, de Carbap, Montoya apoyó esa interpretación hasta mostrando imágenes de las áreas sembradas auscultadas con el nuevo recurso tecnológico y que permitió inferir que dos tercios de lo producido no es declarado.

A esa infracción habría que sumarle otra igualmente frecuente, como la de no declarar los valores reales de los contratos de arriendo, para eludir el pago del uno por ciento correspondiente al impuesto a los Sellos. Maniobra que se repite cuando el pago de ese alquiler se materializa en especie, los propios granos cultivados. De aquí surgió aquella estimación del monto evadido, que se hizo pública e irritó a algunos dirigentes ruralistas.

El titular de la Sociedad Rural, Luciano Miguens, junto a uno de los directivos técnicos de la entidad, Marcelo Fielder, se ocuparon de detallar ante las cámaras de un programa de TV cuánto tributa el sector, enfatizando el impuesto Inmobiliario y las retenciones. “Lo que nos avala es que ‘no es tan todos’ (quienes evaden) y muestra lo difícil que es evadir, porque con los avances tecnológicos y las imágenes satelitales se determina, incluso, cuánto rinde la cosecha en un campo”, siguió defendiéndose el líder de la Rural.

“Sin duda lo que dice el caballero (por Miguens) en materia inmobiliaria es cierto, ya que el modelo rural es uno de los que tiene el mayor nivel de pagos en la provincia”, admitió luego Montoya, aclarando que no hay intenciones de ningún nivel productivo ante el requerimiento de la prensa, que terminó alimentando la polémica. “No hay disculpas para los evasores. Lo que hay son intimaciones en curso”, precisó ayer Montoya, esmerándose por dejar en claro que la ARBA tiene identificado los bolsones de evasión rural que intentará atacar aunque, de ser posible, sin promover disputas verbales y públicas con los dirigentes ruralistas.

Miguens también enfatizó cuánto aporta el agro a las arcas nacionales a través de los impuestos sobre la exportación, que Montoya reivindicó. “Las retenciones son necesarias para ayudar a los que menos tienen y mientras existan no son excusas para no pagar los impuestos provinciales”, arremetió Montoya.