Sábado, 11 de octubre de 2008 | Hoy
ECONOMíA › OPINIóN
Por Daniel Filmus *
La actual crisis financiera mundial exige que la Unesco encabece un movimiento mundial con el objetivo de evitar que los recursos que se dedicarán a paliar esta crisis dejen sin fondos a los programas dedicados a la ayuda, al desarrollo y a la escolarización y alfabetización de los sectores más humildes y marginados del orden mundial.
Aun en el contexto de crecimiento y bonanza en las finanzas internacionales de los últimos años, el PNUD señaló que la humanidad estaba atrasada en función de cumplir los objetivos del milenio para el 2015. Como todos sabemos, ya se evalúa que algunos de ellos, referidos al hambre, la escolaridad y la pobreza, no están en condiciones de ser alcanzados.
Por otra parte, la actual crisis afecta principalmente los precios de las materias primas, principal fuente de ingresos para muchos de los países más pobres del mundo y al mismo tiempo sus posibilidades de acceso al crédito para el desarrollo. Es por ello que el riesgo de no avanzar e incluso de retroceder en los objetivos del milenio es una amenaza cierta.
Existen todavía en el mundo 923 millones de personas subalimentadas, de las cuales más de 300 millones son niños. En el ámbito educativo 102 millones de niños se encuentran fuera de la escolaridad primaria y 774 millones de jóvenes y adultos son analfabetos.
La crisis financiera mundial y en particular los esfuerzos realizados para contenerla ponen en evidencia que la solución de los más graves problemas de hambre y educación depende más de decisiones políticas que de la existencia de recursos materiales.
Un ejemplo de ello es que si sólo tomamos en cuenta los recursos dispuestos por el Tesoro norteamericano para salvar bancos y empresas de todo tipo, alcanzarían, según datos de la Unesco, para dar escolaridad básica a los 102 millones de niños excluidos durante 6 años (240 mil millones de dólares); darles a estos niños la comida diaria para que puedan estudiar (124 mil millones de dólares) y para alfabetizar, con su correspondiente alimentación durante 1 año a los 774 millones de adultos analfabetos (309 mil millones de dólares).
La Unesco ha representado históricamente la voz de quienes enfatizan en los más preciados valores morales y éticos de la humanidad. Hoy, frente a esta crisis sin precedentes, es dramáticamente imprescindible que haga escuchar su reclamo a favor de priorizar las necesidades culturales y educativas de nuestros pueblos.
* Senador por la Capital. Del discurso pronunciado ayer en la Unesco.
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