La Bolsa brasileña se derrumbó 6,5 por ciento y cerró por primera vez en tres años debajo de los 30.000 puntos. El giro financiero totalizó el equivalente a 1443,8 millones de dólares, alrededor de la mitad del promedio diario de octubre, lo que indica la desaparición de inversores extranjeros. El real, en cambio, logró recuperar algo de terreno frente al dólar. La moneda brasileña se apreció 3,7 por ciento, a 2,244 por billete verde. Con el objetivo de incrementar la liquidez del sistema, el Banco Central de Brasil liberó 2600 millones de dólares a los bancos. El ministro de Economía de Brasil, Guido Mantega, estimó que las pérdidas de las empresas brasileñas que invirtieron en mercados de riesgo atados al dólar pueden llegar a los 20.000 millones de dólares. Sin embargo, Mantega adelantó que “no habrá subsidios ni concesiones especiales” para esas empresas.