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No todos mostraron euforia por la reapertura del canje. El lobbista Robert Shapiro, cofundador de la American Task Force Argentina –una entidad con sede en Washington que nuclea a bonistas que no aceptaron el canje en 2005–, calificó la propuesta del Ejecutivo como “poco seria” y le recomendó al ministro de Economía, Amado Boudou, realizar una mejor oferta que la anunciada anteayer. Por su parte, el titular de la cartera de Hacienda calificó las palabras de Shapiro como una “bravuconada” y auguró al mismo tiempo que el nuevo canje tendrá un alto porcentaje de aceptación.

“Decir que se abrirá la reestructuración de la deuda en los mismos términos que en 2005 no es una postura seria”, lanzó ayer Shapiro, uno de los principales representantes de los bonistas que quedaron fuera del canje de 2005. Este lobbista fue secretario adjunto de Comercio para Asuntos Económicos del gobierno de Bill Clinton. En la American Task Force Argentina están nucleados bonistas por 3500 millones de dólares.

Uno de los aliados de esta agrupación es el juez Thomas Griesa, conocido en el país por solicitar el embargo de bienes argentinos en Estados Unidos. Griesa logró retener los fondos que las ex AFJP tenían en bancos neoyorkinos, medida judicial que se revirtió semanas atrás. A pesar de levantar sus quejas, Shapiro reconoció que “algunos tenedores de bonos aceptarán el canje, especialmente si compraron los títulos en el mercado secundario por menor dinero que el que ahora ofrece Argentina”.

Otra de las repercusiones internacionales fue la de la calificadora de riesgo Fitch, que a pesar de estar cuestionada en el mundo por su rol en la crisis financiera internacional, señaló que si el canje de deuda es exitoso, mejoraría la nota para la Argentina como emisor de largo plazo en moneda extranjera.