“Buena parte de los problemas del actual sistema financiero provienen de la reforma del año ’77, mediante la cual se minimizó el grado de intervención estatal en el mercado. El impacto negativo de esta legislación resalta al ver el reducido nivel del crédito en relación con el producto, a pesar de haber un alto grado de liquidez. Esto se explica porque el actual esquema normativo permite que el mercado decida a quién le presta, la tasa de interés que cobra y dónde ubica las filiales. Actualmente, el negocio más rentable es prestarle al Estado y el crédito al consumo, lo que define un sistema financiero muy pequeño. Además, está fuertemente concentrado en las grandes ciudades del país, en especial en Buenos Aires. Entonces la cuestión es cómo se hace para que la banca se vuelque al desarrollo. Por eso hay que decidir si el acceso al crédito es un servicio público que responde a las necesidades de la economía real o en cambio un reducto dominado únicamente por la rentabilidad empresaria. En este sentido, la legislación cumple un papel importante, como lo hizo en la ISI la ley anterior al ’77, incentivando la inversión productiva.”
* Economista del área de Economía Política de UNGS.