Miércoles, 8 de septiembre de 2010 | Hoy
ECONOMíA › OPINIóN
Por Alfredo Zaiat
Alemania no es Cuba. México no es Cuba. La planta de Firestone no está localizada en Cuba, sino en la ciudad bonaerense de Llavallol. Y, como se sabe, Estados Unidos tampoco es Cuba. La reacción del titular de la Unión Industrial Argentina, Héctor Méndez, como si la distribución de ganancias corporativas entre trabajadores fuera un desvarío, desconoce la existencia de variadas experiencias en ese sentido.
Corporaciones estadounidenses, en especial grandes bancos, tienen un régimen de premios denominados bonus para ejecutivos y empleados jerárquicos si se superan objetivos de rentabilidad preestablecidos. Esos incentivos no son otra cosa que el reparto de utilidades entre trabajadores, aunque restringido al núcleo privilegiados de la plantilla.
La fabricante de neumáticos Firestone en su planta de Llavallol definió con el gremio del sector que sus 1300 trabajadores tienen el derecho a un ingreso adicional en cada año que la rentabilidad de la compañía supera determinado nivel. Esa condición se aplicó en 2003, 2004 y 2005, siendo ese primer año el mejor, al recibir cada empleado 10.500 pesos. En el siguiente ese monto se redujo a menos de la mitad. En los últimos años no hubo dinero a distribuir porque no se alcanzó la rentabilidad prefijada, establecida por encima del 6 por ciento luego del pago de impuestos. Del excedente de esa ganancia, se distribuye el 33 por ciento. Pedro Wasiejko, secretario adjunto de la CTA y titular del Sindicato del Neumático, señala “la importancia de que la participación en las ganancias se instale no sólo en los Convenios Colectivos de Trabajo, sino también por ley para todas las empresas que están en el país”. “Es un instrumento que favorece los procesos de inversión a nivel local, sobre todo en las multinacionales”, explica Wasiejko.
En Alemania, los trabajadores de Opel, filial de la estadounidense General Motors, negocian con la dirección de la compañía su participación en el beneficio de la empresa, que podría alcanzar el 10 por ciento. El diario Die Welt aseguró que a partir de 2014 se prevé repartir a los empleados un 3,75 por ciento del beneficio antes de impuestos. A partir de 2015 el monto ascenderá de 7 a 8 por ciento.
En México, la participación de utilidades es un derecho de los trabajadores establecido en la Constitución Política. Esa norma fue introducida al considerar que la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas es, además de un importante instrumento para contribuir a la redistribución de la riqueza y a la justicia social, un mecanismo que estimula la productividad.
En Brasil también se prevé un sistema similar, donde las pautas se establecen en negociaciones entre las partes.
En Argentina, el artículo 14 bis de la Constitución consagra que el trabajador, entre otros derechos, debe tener “participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección”. Es la Constitución de Argentina, no la de Cuba.
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