El invitado de honor llegó entusiasmado a la fiesta. Había sandwichitos, canapés, cava del bueno, música de fondo, como para sentirse a gusto. Pero a los quince minutos ya le habían tirado el champagne encima, salpicado la camisa con salsa de tomate, manchado el traje con la mayonesa, pintado la cara y mojado la oreja. ¿Qué clase de homenaje fue ése? La celebración la armó la Argentina para reverenciar al campeón del mundo, España, pero los animadores que contrató tuvieron otra idea, o las oportunidades para faltarle el respeto como se debe. Habrá sido una descortesía, pero al invitado de honor lo tomaron para la joda, le pusieron un moño y las risas duraron hasta el final. Un final que, presumiblemente, es comienzo, porque los hinchas que le pusieron calor a la fiesta, que ya se olvidaron del animador anterior –ese al que acostumbraban corear en cada partido y al que ayer no le dedicaron ni un recuerdo– disfrutaron pidiendo que se repita pronto.

Sí, la sorpresa fue general. A los quince minutos, el relajado campeón se sintió doblemente avergonzado. Y los payasos de la fiesta, de golpe, eran los que marcaban el compás de la música. Avisó Messi buscando a Tevez y, como el que avisa no es traidor, reincidió con su comportamiento irrespetuoso, picándosela a Reina. Al ratito Cambiasso, otro de los contagiados por la conducta desfachatada, se la cedió a Tevez para que dejara a Higuaín solo contra el desventurado arquero. Un cuarto de hora se tardó España en entender que al jolgorio su anfitrión se lo tomaba mucho más en serio. Y cuando había recuperado la compostura, apropiándose de campo y pelota, el bufón de Reina –el mismo que animó la fiesta de coronación de los campeones dos meses atrás en Madrid– patinó en el campo regado con minuciosidad hasta un ratito antes del corte de cintas y Tevez lo dejó en ridículo. Un 3-0 en el primer tiempo que España no encajaba (como dicen ellos) desde hacía 27 años. ¡Qué falta de respeto!

A la Argentina le salieron casi todas las bromas. Quiso hacer reír y lo consiguió con eficacia sorprendente: cuatro carcajadas en ocho llegadas de gol (contando el fabuloso jugadón de Messi en el complemento que terminó en el tanto anulado a Di María). España, en cambio, desplegó la rutina que bien conoce, en especial en la segunda parte, pero los tres tiros en los palos, dos de Silva y uno de Cazorla, no causaron mella. Ni gracia. Aplauso, en todo caso, como cuando entró Xavi Hernández y la gente demostró, con una salva de palmas, que sabe cuál es el fútbol que le gusta. Si, al ratito de la media vuelta de Llorente, Cazorla hubiera pateado al arco en lugar de tocar al medio para que Demichelis despejara, cuando faltaban diez para el toque de queda, habría sido el 3-2 que, quizás, hubiese alterado el reparto de pitos y matracas.

Antes de que los mozos de Grondona comenzaran a dar vuelta las sillas sobre las mesas, la fiesta se extinguió como un acto de significado puramente nacional, con el toque eléctrico de D’Alessandro para lanzar los últimos fuegos artificiales, marcándole el centro a Heinze que Agüero transformó en el 4-1 definitivo, lapidario, desvergonzado. Celebraciones como ésta, con tanto descorche y suelta de serpentinas, no ocurren muy a menudo.

4- ARGENTINA

Romero; Zanetti, Demichelis, Milito, Heinze; Banega, Mascherano, Cambiasso; Messi, Higuaín, Tevez.

DT: Sergio Batista.

1- ESPAÑA

Reina; Arbeloa, Piqué, Marchena, Monreal; Xabi Alonso; Iniesta, Fábregas, Silva; Villa.

DT: Vicente Del Bosque.

Estadio: River.

Arbitro: Oscar Ruiz (Colombia).

Goles: 9m, Messi (A); 13m, Higuaín (A); 34m, Tevez (A); 83m, Llorente (E); 90m, Agüero (A).

Cambios: 46m Valdés por Reina (E), Cazorla por Iniesta (E), Llorente por Villa (E) y Navas por Silva (E); 56m, Xavi por Fábregas (E); 60m, Di María por Tevez (A); 68m, Agüero por Higuaín (A); 70m, Pedro por Xabi Alonso (E); 89m, D`Alessandro por Messi (A).