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La incorporación de nuevas licencias no automáticas de importación generó las reacciones que eran de esperar. Industriales del rubro textil, indumentaria, productos electrónicos, bicicletas, metalúrgicos y autopartistas se mostraron a favor de la medida, reflejando el impulso que las licencias dan a la industria local mediante la protección comercial. Los importadores protestaron.

“Las nuevas licencias evitan un daño a la producción local por 121 millones de dólares”, estimó el presidente de la Fundación ProTejer, Pedro Bergaglio. En la misma línea, desde la Cámara de Moldes y Matrices, Alejandro Pedroza destacó que la medida “atempera la importación proveniente de países asiáticos a precios muy bajos, con los que es imposible competir”. “Con las licencias, la industria de cascos y del vidrio vuelven a ser competitivas”, consideró Daniel Rosato, de la Unión Industrial de Berazategui.

A su vez, el titular de la Cámara Pyme del Vidrio, Cayetano Sanzi, indicó que “era una necesidad detener las importaciones para que ni una fábrica más se cierre en la Argentina”. “Las licencias han formado parte del dispositivo que ha permitido que en los últimos años aumente la cantidad de empleo, la inversión y se redujeran los precios”, dijo el titular de la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica, Alejandro Mayoral. En el mismo sentido se pronunció Pablo Waisman, de la Cámara de Bicicletas.

“Nos preocupa mucho y nos parece totalmente distorsionante esta escalada reciente sobre las importaciones”, dijo, en cambio, Diego Pérez Santiesteban, titular de la Cámara de Importadores. Aseguró que en algunos casos el otorgamiento de licencias se realiza de forma “absolutamente discrecional”.