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- Pertenecer: Un lugar en los almuerzos del lunes y martes en el segundo subsuelo del hotel Hilton en Puerto Madero costaba alrededor de 800 pesos. Las mesas con diez lugares se ofrecían a 8000 mil pesos. Hasta el lunes los organizadores habían vendido alrededor de 400 entradas y, ayer, la visita de la Presidenta obligó a vender tickets de última hora.

- Sobremesa: El almuerzo que clausuró la Conferencia Industrial fue escenario de encendidas y relajadas conversaciones entre empresarios y funcionarios. A la mesa principal, donde se ubicaron ministros y directivos de la UIA, el titular de Planificación Federal, Julio De Vido, se sentó al lado de Luis Betnaza, ejecutivo de Techint. El diálogo y las sonrisas entre ambos duraron hasta el postre. En una de las mesas aledañas se podía observar al titular de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, con el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi. En esa misma mesa compartieron la entrada de trigo burgol con camarones el titular de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi, y el presidente del Banco Macro, Jorge Brito, quienes saludaron a la Presidenta cuando ingresó al salón reservado para la comida. En otra mesa, Sebastián Eskenazi, de YPF, y Paolo Rocca, del Grupo Techint, conversaron durante todo el almuerzo.

- Techint: Las relaciones entre el Gobierno y el holding siderúrgico repuntaron después de la disputa por la designación de directores estatales en Siderar. La Presidenta y el titular del Grupo Techint, Paolo Rocca (foto), mantuvieron un breve intercambio en el VIP que tenían reservado los organizadores y funcionarios antes de que comenzara el discurso de CFK. La escena se volvió a repetir durante el almuerzo, cuando Rocca se acercó a la mesa principal y dialogó en público durante unos minutos con Cristina Fernández.

- Tipo de cambio: En lugar de los tradicionales reclamos devaluatorios, los empresarios exportadores se mostraron más cautos en sus demandas y se limitaron a señalar que “en algunos sectores el tipo de cambio está atrasado”. Fueron pocos los que aventuraron una cifra, pero los más ambiciosos hablaban de 5 pesos.