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- Avión. Es usual que los pasajeros argentinos que llegan a Buenos Aires de un viaje internacional saluden el aterrizaje con un aplauso. Esa costumbre resulta una rareza en otros países. Sin embargo, en el vuelo de KLM que tocó tierra ayer por la tarde en San Petersburgo se experimentó una emoción similar y también hubo aplausos cuando el piloto logró dominar la nave. Es que en la etapa final del descenso el viento se hizo sentir y el avión se sacudió de lo lindo.

- Taxi 1. Antes de la caída del Muro de Berlín, el servicio de taxis en la Unión Soviética era provisto por el Estado, lo mismo que el de troles, tranvías y micros. Con el cambio de régimen político, esa función desapareció, pero en el caso de los taxis no hubo un reemplazo automático y organizado por parte del sector privado. A pesar de que ya pasaron más de dos décadas del fin del comunismo, viajar en taxi aún puede ser una odisea en San Petersburgo. Este diario lo padeció por más de media hora con un chofer que no lograba dar con el hotel de una gran cadena internacional donde se hospeda parte de la delegación argentina. Y no era para cobrar de más, como se podría haber sospechado. El taxista sólo atinaba a pedir perdón y seguía dando vueltas, hasta que finalmente se topó con el hotel y cobró la tarifa convenida, 360 rublos.

- Taxi 2. Muchos de los taxistas en San Petersburgo son inmigrantes de otras zonas de Rusia. Algunos conducen autos identificados como tales, pero en la práctica cualquiera puede ser taxista en la ciudad. Si bien no hay un permiso oficial, en la práctica es lo que sucede. Son muchos los conductores particulares que se detienen si un peatón les hace señas, y si coinciden en el camino o tienen tiempo para llevarlo, lo cargan y le cobran por el viaje.

- Limusinas. Por la zona de los palacios circulan grandes limusinas blancas, negras y otras de color rosa, al mejor estilo Nueva York, aunque aquí no hay rascacielos sino edificios tradicionales. Muchas de ellas van con música electrónica a todo volumen, dando cuenta de que adentro se vive una gran fiesta.