ECONOMíA › MIGUEL ANGEL BRODA Y LOPEZ MURPHY
Pronósticos del apocalipsis
“Si al desborde capitalista le sigue un brote anticapitalista la crisis será colosal”, sentenció ayer el economista, ex radical y candidateado a la Presidencia por una ignota red cibernética, Ricardo López Murphy. Poco antes, Miguel Angel Broda se preguntaba en público si el Gobierno tendría el poder político suficiente como para mantener jubilaciones y salarios públicos, una de las condiciones para parar la emisión monetaria y alejar así el fantasma del la híper.
Cuando Jorge Remes Lenicov ya había presentado su renuncia, las voces más familiares del establishment económico repudiaron una vez más a la presunta demagogia de Eduardo Duhalde. Como único y muy aplaudido orador del almuerzo del IAEF, López Murphy destinó el grueso de su exposición a cuestionar la suba del gasto público y la debilidad de las instituciones que no castigan a los funcionarios gastadores. Pero terminó con una invocación a sus potenciales seguidores, quienes deben tener como norte el ajuste sin miramiento. “El país que viene no es patrimonio de timoratos y pusilánimes. Esta vez se nos va la patria si no actuamos”, sentenció con ceño fruncido y mirada dura.
Para Broda, una secuencia de lapidarios errores duhaldista ubicaron a la Argentina en la peor crisis de su historia: default que limita el flujo de capitales, flotación sin programa económico e intento de desdolarizar por decreto y quiebra de todos los contratos. A partir de esta seguidilla, se habría generado un proceso de “destrucción inédita”, probado por los todos los indicadores.
La inversión per cápita retrocedió un 63 por ciento respecto a la que se registraba en 1998, antes de que se precipitara la depresión actual; el consumo se derrumbó un 22 por ciento, el empleo un 24 y la cantidad de pobres subió a 15 millones. El salario promedio, hoy está en dólares por debajo del que se cobraba en 1989.
La solución económica de emergencia es limitar la expansión monetaria, que desde comienzos del año habría sumado más de 5600 millones, 3400 para auxiliar a los bancos con redescuentos y el resto para gastos del gobierno federal. La fórmula política, adelantar elecciones, aunque no convocarlas ya mismo. “Para que no gane Elisa Carrió –susurró con voz ronca–. Los que podrían ser, aún están preparando su programa de gobierno”, opinó el consultor de la city.