Sábado, 19 de mayo de 2007 | Hoy
ECONOMíA › MAYOR OFERTA DE HACIENDA CON PRECIOS ESTABLES
Por Fernando Krakowiak
Los productores enviaron ayer al Mercado de Liniers 12.247 cabezas y en la semana los ingresos totalizaron 36.100. La última vez que habían entrado tantos ejemplares fue el 15 de noviembre de 2006, apenas dos días antes de que el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, interviniera el recinto, distribuyendo el primer listado de “precios sugeridos”. Los ganaderos consultados por Página/12 aseguraron que el regreso a Liniers se debe al fin de la intervención oficial. Sin embargo, la cotización del Indice General, que promedia las cotizaciones de todas las categorías comerciadas, se ubica en valores similares a los de los últimos seis meses, por debajo de lo que se venía pagando recientemente en ferias y venta directa. Por lo tanto, la vuelta al mercado no parece estar motivada por un incentivo económico, sino por la voluntad de expresar una señal política luego del acuerdo.
Entre el viernes 17 de noviembre de 2006, día en que Moreno repartió por primera vez su listado de precios máximos en Liniers para intentar frenar la suba de la hacienda, y el miércoles 9 de mayo de este año, cuando terminó la intervención, ingresaron 4977 cabezas por día y el Indice General promedió 2,07 pesos el kilo vivo. En los primeros cinco días post-intervención la cotización promedio fue de 2,12 pesos (ayer cerró por debajo), pero ingresaron 8468 animales por día, un 70 por ciento más.
“Hubo una respuesta contundente de los productores”, aseguró ayer a este diario Ulises Forte, dirigente de la Federación Agraria. Cuando se lo consultó sobre por qué los ganaderos decidieron vender más en Liniers si el precio promedio se mantiene prácticamente igual respondió: “Seguramente la cantidad de hacienda barata fue mayor y eso tiró abajo el promedio. Sin embargo, lo importante es que ahora si alguien lleva un buen ejemplar lo puede vender por encima de 3 pesos y antes no se podía”. Ayer, algunos novillitos de entre 300 y 350 kilos se llegaron a vender a 3,46 pesos el kilo vivo y un lote de terneros a 3,55 pesos, pero el precio promedio de ventas en ambas categorías quedó por debajo (2,98 y 3,06 pesos, respectivamente).
A diferencia del Indice General, el índice novillo sí registró una suba. El viernes 27 de abril, justo antes del inicio del lock-out de Carbap, la cotización era de 2,37 y ayer cerró a 2,75 pesos el kilo vivo, un 16 por ciento más alto. Los productores afirman que a medida que el porcentaje de hacienda de calidad aumente los precios seguirán subiendo para situarse dentro de la banda que fijó el Gobierno: 2,90 a 3 pesos el novillo, 3 a 3,15 la vaquillona y 3,25 a 3,55 el ternero.
Fuentes de la Rural coincidieron con Federación Agraria al asegurar que el acuerdo de precios firmado con el Gobierno y el fin de la intervención de Moreno son las principales causas que explican el ingreso masivo de cabezas. “Antes no se justificaba mandar un animal porque el valor estaba por debajo de los costos, pero la flexibilización del control permitirá comenzar a vender a un precio razonable. Tal vez estos días se ganó menos que vendiendo de manera directa por afuera, pero el sector sabe que tiene que hacer buena letra”, respondieron. Además, los productores coincidieron en remarcar la necesidad de incrementar el número de cabezas porque si se siguen rematando vientres será difícil esperar una baja de los precios.
El secretario de Comercio, Guillermo Moreno, fue apartado de todas las negociaciones por la carne, conversaciones que condujeron en la última semana el secretario de Agricultura, Javier De Urquiza, y la ministra de Economía, Felisa Miceli. Sin embargo, en el entorno de Moreno aseguran que su política de precios para el sector no fracasó e incluso apuntan contra el nuevo acuerdo sellado por Miceli. Sostienen que los precios en Liniers desde el viernes pasado, cuando se “liberó” el mercado, fueron similares a los que se había fijado oficialmente hace un año para las categorías novillitos, ternero, vaquillona y vaca, que representan el 89 por ciento del consumo doméstico. Siguiendo esta línea de razonamiento, fue un error acordar con el sector una nueva banda de precios entre un 15 y 20 por ciento por encima de aquellos precios de referencia. “El argumento de los ganaderos era que en las ventas directas el precio era más caro que en Liniers, que estaba regulado, pero en estos días de mercado libre quedó en claro eso no era cierto. Ahora los precios tenderán a subir a manera de profecía autocumplida”, disparan los morenistas que critican a Miceli. Lo que no puede explicar esta versión es por qué los supermercados tenían desabastecidas sus góndolas, al no conseguir que los frigoríficos les vendieran a los precios oficiales. El argumento de los frigoríficos, a su vez, es que compraban mayoritariamente por fuera de Liniers a precios más caros.
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