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Lula está cada vez más cerca de ganar en primera vuelta. Comienzan a decirlo las encuestas, el propio candidato del PT lo está olfateando, el candidato oficialista José Serra se está desesperando y los mercados se pronuncian con sus votos hechos de índices bursátiles y vaivenes cambiarios. En un día en que la Bolsa de Sao Paulo cayó un 1,84 por ciento y el real se depreció un uno por ciento, Luiz Inácio da Silva confió en un acto partidario que dedicará todos sus esfuerzos, de aquí al 6 de octubre, a los estados del sureste brasileño (que concentran el 42 por ciento de la población) para apurar el triunfo en primera vuelta. Mientras Ibope publicaba una encuesta que lo ubica a Lula con el 41 por ciento, más que la suma de todos sus rivales, Serra ya reorientó sus dardos propagandísticos del malogrado Ciro Gomes a Lula, aunque una denuncia en contra del candidato oficialista, hecha por el fiscal de gobierno, puede complicarlo. Ayer fue asesinado un candidato a diputado en Río.
Fernando Petra, de 36 años, candidato a diputado federal por el Partido Democrático Laborista, fue muerto a balazos frente a su casa, en el barrio carioca de Recreio dos Bandeirantes, durante una discusión con personas ligadas a un candidato del Partido Laborista Brasileño (PTB).
Según la policía, el sobrino de Petra, quien acompañaba al candidato en el momento del crimen, informó que el político fue asesinado por asesores de un político del PTB, Evaristo de Carvalho, durante una encendida discusión. El testigo, cuyo nombre no fue revelado, agregó que la pelea se debió a que Petra se indignó al ver que los asesores de Carvalho estarían retirando sus carteles de propaganda electoral expuestos en la calle para reemplazarlos por los del candidato del PTB.
Lula estuvo el lunes y ayer de gira por cinco estados del nordeste del país. Pero allí mismo dijo que iba a pensar en el sudeste (Sao Paulo, Minas Gerais, Río de Janeiro, Rio Grande do Sul) como cabecera de aquí al día de las elecciones. “¿Saben por qué? Porque si depende de mi esfuerzo, voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para ganar estas elecciones lo más rápido posible”, señaló Lula. La nueva encuesta de Ibope muestra que Lula sube dos puntos, de 39 al 41 por ciento, mientras Serra se estanca en 19 por ciento y Ciro Gomes es superado por Anthony Garotinho. La cuestión es que Lula supera, según el sondeo, a la suma de los votos de Serra, Gomes y Garotinho. Según dice Marcos Coimbra, presidente del Instituto Vox Populi (una de las principales empresas de sondeos) en la edición de ayer del Jornal do Brasil, Lula tiene un 80 por ciento de posibilidades de ganar en la primera vuelta.
“El tiroteo verbal entre José Serra y Ciro Gomes puede acabar arrastrando a Serra al abismo”, comentó un asesor del presidente Fernando Henrique Cardoso. Entonces, razonan en el oficialismo, es hora de apuntar a Lula, y de hacerlo con las armas ya esgrimidas en las tres campañas presidenciales anteriores: la supuesta “falta de preparación” del ex sindicalista metalúrgico. En el programa de propaganda difundido ayer, una presentadora destaca que la Municipalidad de Sao Paulo, comandada por el PT, exige grado universitario a los candidatos a un puesto de fiscal, y concluye: “Lula, sin embargo, no lo considera necesario para ser presidente de Brasil”.
A su vez, también están apuntando a Serra, pero no desde las otras campañas. Un fiscal del Ministerio Público Federal, Luiz Francisco de Souza, elevó a la Justicia denuncias contra dos personas vinculadas al candidato oficialista, que estarían bajo sospecha de irregularidades.
Pese a que De Souza aseguró que “no existen pruebas” de participación de Serra en las irregularidades supuestamente practicadas, el nombre del candidato está mencionado en la denuncia.
Por otra parte, casi diez millones de electores brasileños dijeron “no” al proyecto del ALCA, en el plebiscito informal organizado por la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) y unas 60 entidadessindicales y sociales en la primera semana de septiembre, y cuyos resultados fueron presentados ayer. El documento será entregado a la embajadora norteamericana en Brasil, Donna Hrinak.