EL PAíS
De la Sota se relanza en Buenos Aires sin apoyo del duhaldismo
El cordobés sabe que puede ser su última oportunidad y que no tiene el aval del Gobierno. Pero confía en crecer en los sondeos, campaña publicitaria y territorial mediante. ¿Y si no crece? Su gente prefiere no pensarlo.
Por Diego Schurman
En política a veces ni hacen falta palabras. Con los gestos sobra. Y José Manuel de la Sota sabe que su intento por penetrar en la provincia de Buenos Aires ya no cuenta con el aval de Eduardo Duhalde. Es justamente por eso que el desafío que iniciará en el distrito a partir de la próxima semana es tan riesgoso que podría definir su continuidad como candidato a presidente, aunque el gobernador en uso de licencia se obstina en negar la posibilidad de un paso al costado.
De la Sota comenzó a diseñar la nueva agenda anoche en su flamante bunker de campaña porteño, en Bolívar y Moreno. Este viernes, junto a un grupo de intendentes, presidentes de partidos y dirigentes del PJ bonaerense continuará con esa ardorosa tarea. Será a partir de las 14, en el teatro Astros, sobre la avenida Corrientes.
Entre los que aseguraron su presencia figuran el intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra, el dirigente de Avellaneda, Cacho Alvarez, y el titular la cámara de Diputados provincial y oriundo de Lomas de Zamora, Osvaldo Mércuri. No son, de todos modos, flamantes adherentes. Los tres fueron hasta ahora los únicos que pusieron un palco para que De la Sota palpara el calor bonaerense.
Los que podrían aportarle un “público” nuevo son el diputado Domingo Vitale, de Olavarría, una localidad que sería la primera escala del nuevo emprendimiento del candidato justicialista. Y también Eduardo Busto, preside del PJ de San Martín, donde De la Sota también haría un acto. Se trata de los pagos del senador y dirigente gastronómico Luis Barrionuevo, uno de los más fieles devotos del cordobés.
En la Casa Rosada ya le soltaron la mano al precandidato. Le habían dado plazo hasta este fin de semana. De la Sota preveía esa decisión, pese al férreo acompañamiento del secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, quien no faltó a ninguno de sus actos. La bronca quedó reflejada en algunas figuras con las que buscó descalificar a Duhalde. Entre ellas la de “pochoclo”, en alusión al supuesto poco peso específico que el Presidente tiene a la hora de las decisiones.
En su decisión, Duhalde se valió de las últimas encuestas, que siguen ubicando al cordobés por debajo de Adolfo Rodríguez Saá, Carlos Menem e incluso Néstor Kirchner. A diferencia de De la Sota, esos tres competidores han logrado crecer en el territorio bonaerense.
Entre los asesores del cordobés saben del fenómeno. Pero no se preocupan. “Rodríguez Saá fue presidente hace muy poco. Y Menem estuvo diez años en el gobierno. Todos le conocen hasta el timbre de voz. En cambio, a De la Sota todavía no lo conocen. En la medida que se haga conocido va a levantar”, explicaron a Página/12.
Los cortos de campaña difundidos está semana están detrás de ese objetivo. El marketinero brasileño José Eduardo Duda Mendonça, encargado de la imagen del candidato, quiere que a través de esa vía también se transmitan algunas ideas-fuerza.
La primera que difundió fue la de la convocatoria a una consulta popular para reducir a la mitad los integrantes de la Cámara de Diputados, a dos el número de senadores por provincia, a 5 los miembros de la Corte Suprema, y también eliminar los fueros de los legisladores. Programa, además, otros avisos para promover una reducción impositiva del 30 por ciento y contribuciones diferenciadas para las pequeñas y medianas empresas.
Para los delasotistas la campaña recién empieza. Y por lo tanto niegan la posibilidad de que el candidato renuncie a la pelea. Insisten con un argumento añejo: la postulación sin cabildeos a la gobernación de Córdoba pese a la segura derrota, en dos oportunidades, frente al radical Eduardo Angeloz. Son los mismos hombres que resaltan que en noviembre volverán a testear los números para ver si la performance de su jefe mejora. Y losmismos, también, que se rinden al silencio cuando se les pregunta qué hará De la Sota si la respuesta es negativa.