EL PAíS › EL DESAFIO DEL FMI ABRE EL DEBATE: QUE HACER CON LA DEUDA
Palos si pagas, palos porque no pagas
Por Raúl Dellatorre
La velada amenaza que lanzó la vicedirectora del Fondo Monetario, Anne Krueger, despertó más de una especulación y lecturas encontradas entre quienes están habituados a tratar con los organismos multilaterales. “Peor que ahora no podemos estar”, respondió un ex funcionario a la pregunta de cuáles serían las consecuencias de un default con aquéllos, con la autoridad de haber sido uno de los negociadores por Argentina ante el FMI no mucho tiempo atrás. “La primera consecuencia de no pagar es que dejamos de perder reservas y eso nos convierte en un país más viable”, opinó un segundo consultado que también debió tratar con la banca multilateral desde un importante cargo público. Pero ni uno ni otro les quitó trascendencia a las declaraciones de Krueger, a las que le adjudican más consecuencias políticas que económicas. “Esto va a abrir un debate interno en el Gobierno sobre si tiene sentido seguir pagando o no”, apuntó uno de los consultados.
Entre los pocos antecedentes de países que hayan incumplido sus compromisos con el FMI, el BID o el Banco Mundial figuran Perú bajo el gobierno de Alan García y Nicaragua con el sandinismo en Latinoamérica, y otros casos aislados como Sudán o Etiopía. En ningún caso, un país cuya economía y cuya deuda tuvieran la importancia de la de Argentina.
Para los organismos, sería entrar en un terreno desconocido y las declaraciones de Krueger ponen de manifiesto la preocupación por ese nuevo escenario. Según uno de los ex funcionarios consultados, la propia credibilidad de los organismos se podría ver afectada. “Dejarían de ser vistos como acreedores privilegiados, y no hay que perder de vista que el Banco Mundial y el BID se fondean (toman préstamos) en el mercado de capitales”. Es decir, si Argentina no paga a los organismos le representa pagar más intereses por los créditos que toman. La amenaza de Krueger, por tanto, no es gratuita.
La evaluación de los expertos con respecto a los costos de declararse en default con los organismos multilaterales podría resumirse en lo siguiente:
- Acceso al crédito: no varía su situación actual con respecto a nuevos créditos, a los que no tiene acceso. Pero perdería la posibilidad de recibir desembolsos por créditos ya acordados. “Pero es un monto menor, no más de 500 millones, frente a vencimientos por 4500 millones de dólares sólo en los primeros cinco meses de 2003”, se señala.
- Embargos: el riesgo no sería mayor al actual, por el default con acreedores privados.
- Acuerdo con el FMI: se alejaría definitivamente la posibilidad de lograrlo.
“El país no tiene crédito, el riesgo de embargos ya existe porque está en default con los privados y además ya tiene suspendida toda asistencia del FMI; entonces, es lógico que el gobierno reaccione advirtiendo que si no hay acuerdo con el Fondo le deja de pagar a los multilaterales”, interpretó uno de los especialistas consultados. “Anne Krueger debe haber recibido alguna comunicación informal de la intención del gobierno de dejar de pagar”, señaló otro, yendo un paso más allá.
El interrogante es si Argentina está en condiciones de seguir pagando vencimientos con sacrificio de sus reservas. Aunque los especialistas no consideren que el nivel actual (de poco más de 9100 millones de dólares) represente un piso, coinciden en que no es un recurso infinito. “Además, es llevar el país a una posición cada vez más vulnerable”, sostienen.
A juicio de ex responsables de la relación con el Fondo, las palabras de Krueger estarían reflejando el momento de la negociación. La situación ha llegado a un extremo en el que los organismos amenazan con dejar caer a la Argentina y ésta le devuelve la pelota advirtiendo que puede arrastrarlos en la caída. “Va a abrir un debate al interior del propio gobierno, si es que ya no se está dando, en torno de la conveniencia de seguir pagando ono”, estiman desde afuera de las filas oficiales. Habiendo llegado al punto en el que “peor no se puede estar”, ninguna alternativa parece demasiado costosa, incluso la de dejar de pagarle a los organismos. Y las manifestaciones de Krueger no han hecho más que dejar expuesta públicamente esa posibilidad.