EL MUNDO
Sacando a pasear una resolución que nadie va a aprobar sobre Irak
Francia, Rusia y China se negaron ayer a aceptar los términos de la resolución propuesta por Estados Unidos y Gran Bretaña contra Irak, lo que por el momento liquida la perspectiva de un voto del Consejo de Seguridad legitimizando futuras acciones militares.
Por Jon Henley, Nick Paton Walsh y Nicholas Watt
Desde París, Moscú y Londres
Altos funcionarios de Estados Unidos y Gran Bretaña aterrizaron en París y Moscú ayer en un esfuerzo diplomático concertado para persuadir a los otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU de que apoyen una resolución contra Irak. El presidente George Bush telefoneó ayer al presidente francés Jacques Chirac para discutir la crisis. Según se supo, Chirac adelantó su rechazo a la nueva propuesta angloamericana de resolución de la ONU, que contendría la amenaza de una represalia militar si Irak no cumple con las condiciones de la organización internacional.
Marc Grossman, subsecretario de Estado de Asuntos Políticos de Estados Unidos, y el director político del Foreign Office, Peter Ricketts, viajaron a París para mantener conversaciones y se esperaba que hoy siguieran viaje a Moscú. William Ehrman, el más antiguo funcionario del Foreign Office dedicado a los temas de defensa, fue enviado a Pekín. Francia, Rusia y China tienen todos poder de veto en el Consejo de Seguridad, y no están dispuestas a darle a la administración Bush una luz verde incondicional para una posible guerra. La misión de Grossman vino a la zaga de un acuerdo logrado por Estados Unidos y Gran Bretaña el jueves sobre un borrador de resolución advirtiendo a Irak de las “serias consecuencias” si no acata las demandas de las inspecciones de armas y el desarme de la ONU. Pero enfrentan oposición, tanto en París como en Moscú, que han acordado en “cooperar muy de cerca” en su respuesta a las propuestas, y han dicho que la sinceridad de Saddam Hussein al prometer la posibilidad del regreso de los inspectores de armas debe por lo menos ponerse a prueba, antes de formular una amenaza. Chirac dijo que Francia había ganado el apoyo de China para una resolución de dos etapas, la primera cubriendo el regreso de los inspectores de armas, seguida, si Bagdad no la acata, por una segunda estableciendo las consecuencias. Rusia dijo ayer que no existía “una prueba definitiva” que apoyara las declaraciones de Washington de que Irak tiene armas de destrucción masiva. El contundente rechazo a los intentos de Estados Unidos y Gran Bretaña de ganarse el Kremlin fue entregado en Moscú por el canciller ruso, Igor Ivanov, la víspera de la llegada de la delegación britániconorteamericana. El secretario de Defensa norteamericano Donald Rumsfeld hizo poco para aplacar las sospechas sobre las intenciones de Washington ayer, cuando dijo que Estados Unidos no tenía deseos de matar a Saddam Hussein, solamente removerlo del poder. Comparando al líder iraquí con el molá Omar, el jefe de los talibanes, Rumsfeld dijo: “Si el presidente Saddam está en fuga, no estará gobernando Irak”.
No se espera que el texto del borrador anglo-norteamericano sea presentado a los otros miembros del Consejo hasta el lunes, dijo una fuente diplomática. El canciller británico, Jack Straw, también hablará con sus contrapartes de Francia, Rusia y China durante el fin de semana. La demora significa que no se llegará a ningún acuerdo con respecto a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para cuando Hans Blix, el jefe inspector de armas de la ONU se reúna con los funcionarios iraquíes en Viena el lunes.
Pero la oposición a la guerra también crecía dentro de Estados Unidos y Gran Bretaña. En Estados Unidos, el ex presidente Bill Clinton y el senador demócrata Edward Kennedy se sumaron ayer a los críticos que demandan que la guerra sea la última y no la primera instancia de acción ante Irak. Mientras tanto, los organizadores de la marcha de hoy “Paren la Guerra” en el centro de Londres, están prediciendo que más de los 100.000 manifestantes harán saber su oposición a la acción contra Irak. Esperan que la marcha, que comienza al mediodía, sea la manifestación antibélica más grande de la historia de Gran Bretaña.