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Los obispos católicos reunidos en asamblea extraordinaria en Pilar emitirán hoy un nuevo documento con consideraciones sobre la situación social, pero reafirmando su decisión de continuar alimentando el diálogo entre los argentinos en busca de los consensos que permitan salir de la crisis. La mayoría de los obispos coinciden en la necesidad de darle continuidad al Diálogo Argentino como herramienta útil para arribar a acuerdos de gobernabilidad, aunque tomando prudente distancia del Gobierno y de la dirigencia política sumergida en la campaña electoral. Para la jerarquía católica hay que ampliar en todos los sentidos la base de la participación y el aporte ciudadano, porque es desde allí donde surgirán las alternativas que le permitan a la Argentina superar el momento de crisis. La palabra “extorsión” se escuchó también ayer en el recinto episcopal en referencia a las cada día mayores exigencias del FMI hacia Argentina.
Los obispos esperan mayor compromiso en la iniciativa ciudadana y el tono lo dio una de las frases utilizadas por el presidente del Episcopado, el arzobispo Estanislao Karlic, el pasado miércoles al abrir las deliberaciones extraordinarias: “A la profundidad de la crisis debe corresponder la radicalidad de la respuesta generosa”. Pero si bien los obispos consideran que la Iglesia debe acompañar de manera activa el momento político social del país, también piensan que ellos –los integrantes de la jerarquía– deben salir del primer plano para dejar mayor protagonismo a los laicos cristianos y a los ciudadanos en general, para que asuman de manera cabal la responsabilidad política que les compete.
El informe presentado durante cuatro horas por Cristina Calvo, Osvaldo González Prandi y Justo Carbajales, los representantes del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal a quienes se les confió la tarea de acompañar las Mesas sectoriales del Diálogo Argentino, fue bien recibido por los obispos. Varios de ellos respaldaron la acción de estos laicos, pero otros siguen manteniendo reservas.
Otra de las preocupaciones radica en lo que se considera falta de capacidad ejecutiva de varias de las áreas del gobierno de las que se esperaba mayor eficacia y resolución. En otros casos, como en el llamado Plan de Jefes y Jefas de Hogar, la Iglesia sigue observando graves falencias en su implementación. La inoperancia de los consejos consultivos creados para supervisar la puesta en práctica del programa llevó semanas atrás de la renuncia de Eugenio Borrás, representante de Cáritas en ese espacio. Se espera, sin embargo, que la asunción de Mónica Girolami como secretaria ejecutiva del Consejo, permita un funcionamiento más adecuado.
Varios de estos aspectos serán abordados en el documento que se difundirá hoy. Queda por saber si los obispos dirán una palabra sobre la situación del renunciante arzobispo de Santa Fe, Edgardo Storni, quien tendrá que rendir cuentas a la justicia por acusaciones de abuso sexual contra seminaristas y mal manejo de fondos destinados a la solidaridad social. El obispo –quien se encuentra en Roma– prometió presentarse espontáneamente ante la justicia la semana próxima. Hasta el momento el tema sigue siendo tabú para la jerarquía católica argentina, que ha preferido refugiarse en el silencio y en la defensa corporativa.