Jueves, 24 de julio de 2008 | Hoy
EL MUNDO › PRIMER DIáLOGO ENTRE EL PSOE Y EL PP DESDE LAS ELECCIONES DE ESPAñA
Por Oscar Guisoni
Desde Madrid
Tardaron cuatro años en tener un encuentro distendido y lo que no pudo lograr la política lo consiguió la crisis económica. José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy se encontraron ayer en el Palacio de la Moncloa por primera vez desde que el líder socialista asumió su segundo gobierno y llegaron a acuerdos impensables durante los primeros cuatro años del PSOE en el poder. Coincidieron en la urgente necesidad de renovar los cargos en el Poder Judicial y en los pilares de la lucha antiterrorista, no se pudieron poner de acuerdo a la hora de encontrar una receta para afrontar la crisis. Pero lo más importante del encuentro fue que enterraron el clima de crispación política que caracterizó los últimos cuatro años.
El encuentro tuvo lugar después de que Mariano Rajoy derrotase a los ultraconservadores de su partido durante el último congreso del PP y en el momento en que la popularidad de Rodríguez Zapatero se desploma en las encuestas a caballo de una crisis económica que su gobierno se empeña en no reconocer en toda su dureza. Ambos salen fortalecidos del encuentro. En la agenda de la reunión que duró poco más de dos horas, se encontraban temas delicados como el rumbo de la lucha antiterrorista, una de las cuestiones que había contribuido a alejarlos cuando los socialistas decidieron emprender el fallido camino de la negociación con ETA y la indispensable renovación de los órganos de la Justicia, después de que los mandatos de los miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial hubieran caducado hace más de un año.
Rajoy había anticipado ya durante el congreso del PP que se disponía a cambiar el rumbo de su línea política, abandonando la confrontación permanente y tendiéndole una mano al gobierno socialista. Para ello se rodeó de dirigentes jóvenes y moderados y sepultó al viejo aznarismo, mucho más proclive a la confrontación y con el oído abierto a las sugerencias que llegaban de la conservadora Conferencia Episcopal española para la cual el gobierno de Zapatero es lo más parecido al demonio que se ha sentado en Moncloa desde la muerte del general Franco. Rodríguez Zapatero, por su parte, se cansó de rogarles a los populares que abandonaran esta estrategia y vio cómo el clima de crispación llegaba incluso a poner en duda la continuidad de los órganos judiciales más importantes, mientras que lo dejaban a la intemperie a la hora de enfrentarse al nacionalismo radical vasco después del fiasco en el que concluyó la negociación con ETA. La mano tendida de Rajoy llega en un momento clave para el líder socialista. El motivo: los ciudadanos creen que la administración socialista no está preparada para enfrentar la crisis económica y contemplan consternados cómo se la niega desde las diferentes instancias del gobierno. Es más, Zapatero no quiere oír la palabra “crisis” y se niega incluso a pronunciarla, según él para no sembrar el pánico. Para la opinión pública, en cambio, esta estrategia deja al descubierto que el PSOE no tiene idea de cómo salir del túnel. Mariano Rajoy sabe de las dificultades que atraviesa Zapatero y por eso ayer le brindó todo su apoyo en las áreas que los socialistas le han reclamado durante los últimos años –justicia y terrorismo– pero dejó bien claro no sólo que él sí tiene una receta para salir del atolladero económico, sino que además esa receta poco tiene que ver con las propuestas socialistas. Zapatero no quiere saber nada de achicar gastos, sino más bien lo contrario: “Seguiremos gestionando bien las cuentas públicas”, ha aclarado Zapatero, señalando que la austeridad sólo tocará a la administración del Estado, pero no afectará a la política social bajo ningún concepto.
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