Sábado, 1 de noviembre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › DENUNCIAS, SOSPECHAS, PARANOIAS Y CERTEZAS SOBRE EL CONTEO DE VOTOS DE ESTE MARTES EN ESTADOS UNIDOS
Como está instalado que en 2000 y 2004 pasaron cosas raras con el conteo de los votos, todo el país desconfía. Ya hay denuncias de manipulación de padrones, máquinas que no funcionan y trucos tradicionales para despistar.
Por David Brooks *
Desde Nueva York
¡Fraude! Y todavía ni votaron. Aun antes del día oficial de los comicios generales ya hay quejas por defectos en el proceso electoral y acusaciones de fraude y manipulación en este país, que insiste en presentarse como “el modelo” de las democracias modernas. Pero ya se realizaron investigaciones federales sobre manipulación del padrón y advertencias sobre intentos de suprimir el voto en varias regiones. No sorprende que la mayoría –58 por ciento según una encuesta de CNN– dude si el recuento será confiable.
Depositar una boleta en una urna es supuestamente el acto de ciudadanía más sagrado, el que define la existencia de una democracia. Pero en Estados Unidos pocos confían en que el sistema electoral registre de manera precisa la voluntad del pueblo. No hay garantía de que cada ciudadano tenga acceso pleno a las urnas, ni que al salir del cuarto oscuro el voto quede correctamente registrado, y además se sospecha que se manipule el voto, fraude incluido.
Las dos últimas elecciones presidenciales quedaron bajo sospecha de fraude y hasta la fecha nadie puede confirmar el conteo real. Por ello, prevalece la preocupación de que el sistema electoral no funciona y que el proceso es defectuoso y vulnerable. Es un sistema que todos piensan está descompuesto, pero nadie quiere reformar. No existen reglamentos federales y, sobre todo, no hay una autoridad electoral ni un tribunal especializado en supervisar elecciones a nivel nacional. Peor aún, en los hechos la elección presidencial se realiza como si fueran 51 procesos electorales simultáneos (en cada uno de los estados más la capital), cada uno con sus propias reglas y autoridades partidistas y no neutrales.
Después de la experiencia del conteo de 2000 se promulgó en 2002 una ley que otorgaba casi 4 mil millones de dólares en fondos federales para que los gobiernos estatales adquirieran máquinas electrónicas de votación. Pero en 2004 se detectaron serios problemas con miles de las nuevas máquinas, algunas de las cuales aparentemente cambiaron el voto emitido o lo anularon. Se comprobó que las máquinas eran vulnerables a la manipulación electrónica y se podían registrar o cambiar miles de votos. Muchas de estas máquinas no ofrecían un registro del voto en papel.
Ahora, los expertos han propuesto regresar a las viejas prácticas de votar en boletas de papel y no en pantallas electrónicas. Decenas de miles de máquinas electorales recién compradas fueron tiradas a la basura en Florida y otros estados y la mayoría de los ciudadanos este año votarán de nuevo en boletas de papel. Este año todo puede ser peor, porque se espera un nivel de presentismo sin precedentes.
Ya hay denuncias de manipulación del padrón y fraude en varios estados de Michigan a Nevada, Wisconsin y Montana, entre otros. Hay casos de verdaderas muestras de ineptitud, como uno ya famoso en Mississippi, donde en marzo una funcionaria electoral purgó más de 10 mil votantes del padrón, por error. Más preocupantes son las iniciativas estatales, promovidas generalmente por republicanos, para imponer mayores requisitos para votar, en lo que se critica como un intento de suprimir el voto. Recientemente, el New York Times reportó que en el intento de gobiernos estatales por modernizar sus padrones podrían haberse “purgado” decenas de miles de nombres en seis estados considerados claves en esta elección (Colorado, Indiana, Ohio, Michigan, Nevada y Carolina del Norte), en lo que sería una violación de la ley federal. De hecho, podrían ser cientos de miles, tal vez millones, los afectados por este caso. Por ejemplo, en Wisconsin el 22 por ciento de los empadronados tenía errores en los datos, según la revista Time.
En este contexto, la acusación del candidato republicano John McCain de que un grupo nacional de organizaciones comunitarias “tal vez está a punto de realizar uno de los fraudes más grandes en la historia electoral en este país, tal vez destruyendo el tejido de la democracia”, fue vista como un intento de promover el temor y la desconfianza para descalificar resultados que podrían serle adversos. El grupo acusado se llama Acorn y es una vieja agrupación dedicada a la organización comunitaria en zonas marginadas y de bajos ingresos, generalmente territorio demócrata. Acorn realizó una campaña de empadronamiento y reconoció que el 30 por ciento de los 1,3 millón de nuevos empadronados tenían fallas en el registro. El Partido Republicano convirtió esto en un complot demócrata para promover el fraude electoral y “robarse” la elección al vincular a la organización con Barack Obama. El hecho es que siempre hay un alto número de errores en estas campañas. Voces críticas acusaron a los republicanos de buscar sentar bases legales para cuestionar los resultados después del martes.
Pero el fraude no se realiza en el cuarto oscuro. Para expertos como el profesor Mark Crispin Miller, de la Universidad de Nueva York, el fraude no consiste en rellenar urnas o hacer que alguien vote varias veces, sino que se comete electrónicamente. Miller cuenta en su libro Loser Take All que en Ohio, en 2004, se logró por programas que cambian los resultados en las computadoras donde se registran los conteos.
También los trucos de siempre para suprimir o manipular la votación. Por ejemplo, distribuir volantes en zonas demócratas informando que se vota el miércoles y no el martes. O hacer llamadas avisando que cambió el lugar de votación, que el que tenga antecedentes puede ser detenido al identificarse o que hay que llevar un documento inexistente.
Los demócratas no son santos y tienen una larga historia de emplear algunas de estas tácticas para manipular el voto. Todo indica que uno de los grandes héroes del Partido Demócrata, John F. Kennedy, llegó a la Casa Blanca en parte gracias a un fraude electoral en un par de lugares.
* De La Jornada de México. Especial para PáginaI12.
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